CAPITULO 9: La oficina del director.

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Sonó la campana indicando que ya se había acabado la clase y mis mejillas seguían rojas como tomates. Después de que todos se rieron de lo que dije, la profesora hizo pasar al chico nuevo y gracias a mi ángel guardián Patch, el único asiento disponible estaba al otro lado del salón, muy lejos de mi y lejos de mis amigas. Aunque eso no evitaba sus miradas pervertidas.

-Aún no puedo creer que hayas dicho eso Mad, lo podías decir en voz baja, !pero lo gritaste¡.- Kim no paraba de burlarse de mi y de mi poco manejo en lo que digo.

-Cállate Pimenova, esto que me acaba de pasar esta posicionado en la segunda vergüenza del mundo.

-¿Y cuál es la primera?- dijo mi mejor amiga confundida.

-Un pedo en una primera cita por comer caracoles.- dije riendo y haciendo que Amber, April y Sabrina rieran conmigo. Ellas ya estaban enteradas de lo que había pasado.

-Eres una mala mejor amiga.- Dijo Kim haciendo pucheros.

-Me adoras y lo sabes.- respondí deteniendome en nuestros casilleros que estaban todos juntos ya que la tía de Amber era la rectora del colegio y hizo que pudiéramos estar juntas.

Guardamos nuestros libros y sacamos los de la siguiente hora. Yo y Sabrina teníamos matemáticas y las demás tenían Química. No teníamos las mismas clases a la misma hora por lo que de vez en cuando nos separabamos hasta el final de una clase o hasta el recreo.

Nos despedimos y nos dirigimos a nuestra respectiva clase cuando me entraron ganas de hacer pis.

-Sabrina, tengo pis.- dije saltando de un pie a otro.

-Aguanta, llegaremos de nuevo tarde.

-No puedo.- comencé a hacer muecas para convencerla.- Si quieres sigue tu y te encargas de que no me cierren la puerta.

-Dale, te espero en clase.- dijo marchándose.

Cuando ví que se dió la vuelta salí corriendo hacia el baño más cercano y me encerre en una cabina a hacer mis necesidades. Ya iba terminando cuando escuché que alguien entraba y comenzaba a lavarse las manos, o eso era lo que creía.

Iba a salir del baño cuando escuché que un celular sonaba, estaba revisando si era el mío cuando escuché una voz varonil.

-¿Hola?- dijo la voz de hombre.

¿Y este quien era? ¿Porque se metió al baño de mujeres? Mi cerebro actuó muy rápido y cuando me di cuenta ya estaba sobre el inodoro tratando de ver por encima de la puerta quien era el pervertido o el que se creía mujer.

-No me violes por favor, te doy mi celular y mi billetera.- grito el chico cubriendose la cara e impidiendome ver quien era.

-¿Qué? !Que carajo haces en el baño de las mujeres idiota!- dije quitándole las manos de la cara.

Mierda. Estas cosas definitivamente sólo me pasaban a mi. Tenía al Dios griego barato y pervertido frente a mi.

-Tu estas en el baño de hombres, muñeca.- dijo sonriendo mientras movía sus cejas de arriba a abajo al darse cuenta que era yo.

-Ups.- dije tomando mi maleta y saliendo a correr.

-No te vas a salvar tan fácil.- Dijo agarrándome del brazo y pegandome más hacia él.

-¿Qué quieres? Sueltame o te juro que grito.- dije amenazandolo.

-Acepta que estoy bueno.

¿Enserio acaba de decir eso? ¿Quien se creía? ¿Tobías Eaton? ¿Christian Grey? ¿Patch Cipriano? Después de escucharlo decir eso sólo pude soltar una carcajada, pero al parecer esa no era la respuesta que esperaba ya que tenso su mandíbula y en menos de 5 segundos ya me encontraba acorralada contra la pared con la puerta de baño con seguro. Es la primera vez en mi vida que me pasa algo como si estuviera en una novela romántica de esas en las que los protagonistas se enamoran y tienen un final feliz. Me emociono y me concentro en sus ojos, descubro que son una combinación entre verde y azul, me encantan. Luego bajo mi mirada a sus labios y muerdo los míos, el se da cuenta de lo que hago y empieza a acercarse lentamente a mi. Cuando nuestros labios están tan cerca que puedo sentir su respiración, lo golpeo con todas mis fuerzas en sus pelotas que es el punto débil de todo hombre y me safo de su agarre abriendo la puerta y saliendo a correr. ¿Qué? ¿Creían que lo iba a besar? Por Dios, que asco. No quiero contraer una enfermedad de transmisión sexual a tan corta edad.

Llegué al salón de clase y obviamente había llegado tarde. Miré por la pequeña ventana dentro del salón y vi a Sabrina con un cartel que tenía escrito: Mad, llegaste tarde :(.
Creo que si no me lo hubieras dicho no me habría dado cuenta, gracias amiga.

La profesora de matemáticas me abrió la puerta y entré al salón en absoluto silencio para no interrumpir esta maravillosa clase. No es cierto, el idiota de la clase me hizo zancadilla y caí de cara maldiciendo mientras todos se reían. Hoy definitivamente no era mi día. Aunque a quien quiero engañar, ningún día es especialmente bueno para mí.

Tomé asiento al lado de Sabrina quien ahora tenía un nuevo cartel en sus manos que decía: Te caiste amiga :( X2.
De nuevo gracias Sabrina, no se que haría sin ti.

La profesora siguió con su clase. Estábamos viendo un tema que no entendía muy bien así que estaba muy concentrada en el tablero. De repente, sonó el altavoz del salón y comenzó a hablar el director.

-Señorita Reeves, acerquese por favor a mi oficina de inmediato.

-¿Y yo que mierda hice?- dije mientras recogía mis cosas y me ponía de pie.

Algunos compañeros rieron de mi comentario y la profesora por otro lado refunfuñó. No le gustaba que sus estudiantes usaran malas palabras, ella prefería que dijéramos reconcholis o algo así. Pero vamos, no es para nada lo mismo.

Salí del salón de clases y me dirigí a la oficina del director mientras recordaba si en más últimas 5 horas había hecho algo malo como para que el director me necesitara en su oficina.
Habían muchas historias sobre el director, nadie nunca lo había visto en persona y quienes lo veían a los ojos no volvían a ser vistos. Obviamente eran falsas, lo cierto era que lo iba a descubrir en poco tiempo.

Llegué a la oficina y la recepción estaba vacía, así que procedí a abrir la puerta y entrar a la oficina.
La habitación tenía un aire tenebroso, frente a la puerta estaba el escritorio y detrás de él una silla con un espaldar lo suficientemente grande para hacer que la persona que estuviera sentada no se viera si estuviera de espaldas, que era exactamente como estaba el "director" o quien fuera que estuviera sentado ahí.

-Vamos, déjese de tonterías. ¿Para qué me necesita director?

-¿Cómo te atreves a hablarle así a tus mayores?

¿Qué? No puede ser. Ésta voz ya la he escuchado...

- ¿Tu que mierda haces acá?

- Mi nombre es Aaron preciosa. Bienvenida a tu mejor pesadilla.

¿El director era el prospecto de Dios griego barato?






Holap, espero les haya gustado. No olviden dejar su estrellita y comentar si les gustó. Graciassss<3

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⏰ Última actualización: Jul 21, 2017 ⏰

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