Ahí estábamos, él cocinando algún postre que tenía un olor exquisito y yo sentada en la encimera viéndolo mientras comía uno de los ingredientes que necesitaba, nutella. Él miraba expectante cada vez que me metía el dedo con chocolate a la boca, tal vez le parecía divertido, o de cierto modo excitante. Seguí provocándolo hasta que sus labios chocaron con los mios, un beso muy tierno y dulce, literalmente. La mezcla de su delicioso sabor y lo azucarado del chocolate era todo un deleite al paladar.
Con una mano sujetó mi cintura y me llevó más cerca de su cuerpo, enrollé mis piernas al rededor de su cadera y pude sentir cuán excitado estaba. Era inevitable que no pasara, tendríamos sexo en la cocina. En un momento cuando nos separamos tomamos la oportunidad para desnudar al otro, teníamos las mismas ganas de disfrutar de la otra persona.
Tomó el chocolate a mi lado y empezó a ponerlo en mi cuerpo; los labios, el cuello, la clavícula, los pechos, el abdomen y el monte de venus llenos de ese dulce. Miré un momento sus ojos, tenía las pupilas dilatadas, con esos hermosos ojos azules me afirmó lo que esperaba: iba a comerse todo el chocolate.Empezó con un beso, de los más salvajes que hemos tenido hasta ahora, bajó al cuello llevándose todo el chocolate, después a la clavícula y luego a mis pequeños pechos, en ese momento pude sentir sus dedos en mi entrepierna moviéndolos sobre la entrada, sintiendo lo mojada que estaba.
-Estas más que lista para mi, princesa- dijo aún quitándome el chocolate que tenía en el pecho.
Sin esperar más entró lentamente en mi, un gemido suave salió de mi boca y él respondió con un jadeo. Quedaba chocolate en mi abdomen, me recostó en la encimera y empezó a lamer el dulce mientras que seguía entrando y saliendo de mi con rapidez. En toda la casa se podía escuchar gemidos, jadeos y suplicas de mi parte para que siguiera con ese adictivo movimiento. Minutos más tarde el clímax llegó para ambos y aún dentro de mi me abrazó y besó tiernamente. Salió de mi ganándose un gemido más fuerte.
-no sabía que el sexo con chocolate sería así. ¿Va a volver a pasar, cierto amor?- dijo mirándome completa, desnuda delante de él, del chico que más amo.
La cocina era una mezcla de olores embriagadores: chocolate y sexo, dos personas con la respiración agitada intentando recuperar el aliento se encontraban amándose profundamente, y así pasaron la tarde.
ESTÁS LEYENDO
Entre Besos Y Sábanas.
KurzgeschichtenHistorias de amor con partes eróticas y sexuales (creadas por nuestras mentes pervertidas o vividas por nosotros)