Debo hallarles

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Kibum despierta por los movimientos de alguien más, el ajetreo le molesta al tacto y al oído, por lo que el seguir descansando se vuelve imposible. Sabe que Minho está teniendo una pesadilla apenas devuelve la mirada hacia el otro lado de su panorama. El chico tiene la cara mojada de las lagrimas que se le escapan aun con ojos cerrados. Y esos quejidos que son imposibles de descifrar, se escuchan y parecen estar torturando a su amigo, a quien observa en consternación, hasta que le sacude casi de forma violenta hasta hacerle despertar.

"Mi madre" Lloriquea el joven de piel tostada "He visto a mi madre mutilada".

"Fue una pesadilla" Le dice Kibum al oído, abrazándole en un impulso por detener cualquier sufrimiento "Un mal sueño" Repite.

"Pero todo se me presentaba tan real. Como si se tratara de una señal" Suelta sin lograr estar tranquilo "Debo encontrarla. Necesito salir de aquí cuanto antes y buscarla hasta saber de su paradero".

Las palabras de Minho lastiman a su amigo, sin embargo, es por el tono de su voz que puede denotar la angustia de su compañero. Lo último que Kim querría seria ver a Choi caminando por lo largo del trayecto campirano hacia la capital sin él a su lado. No soporta la idea de verle en solitario, o quizá no se atreve a pensar lo horrible que seria separarse de él. Que ironía de la vida, apenas unos días atras rechazaba cualquier amago de profundizar, aunque fuese una nada, su relación. Era Minho quien daba todos sus esfuerzos para salvar todos esos años recorridos a la par. Pero no por eso Kibum podía pretender seguridad de saber que Min tenía intenciones de desaparecer de la Finca Cho rápido, eso si que le estrujaba el corazón.

No obstante, no iba a negarle nada, no tenia ni las ganas ni el derecho de hacerlo. Pues por mucha cursilería que se inventara para retenerle, se sentiría como el ser más desdichado de la tierra de privarle al otro la búsqueda de su propia felicidad. Sin embargo, no podía evitarlo, si había algo en lo que diferían, era su postura ante la intrepidez en el actuar del día a día. Para Minho, algo como encontrar a sus seres queridos era complicado, pero posible. Kibum era de un modo de pensar mucho más practico. él, aun estando al tanto de su estado miserable como humano, no podía fácilmente creer en algo que solo ocurría en las leyendas de sus ancestros. Por esto es que aunque este consciente del dolor que le causará a Min con esto, se lo dice:

"Minho, yo..., no quiero desanimarte. Pero cabe la posibilidad de que no siga con vida".

El alto permanece en silencio por un buen rato. Escucha el murmullo de los demás próximos a despertar, y sin reparo, continúa digiriendo esas frías lineas dichas por la voz de quien de verdad quiere. Es duro.

"Lo se, lo he pensado también. Pero se que podría no estarlo. Y en caso de que no dé con mi madre, todavía me queda mi padre y mi hermana. Debo verles, ¿comprendes? Necesito saber que ha sido de ellos" Y las lagrimas que creyó no volverían, se derramaban frágiles por sus bronceadas mejillas "No me convertiré un mediocre por no salir y esforzarme por encontrarles. Son mi familia. Es mas, se que creerás que he perdido la cabeza, pero, ¿qué opinas de acompañarme?".

La cuestión flotaba entre ambos chicos. Kibum aspiro hondo, como creyendo que no acababa de escuchar algo así de atrevido, pero el rostro serio de Minho no podía mentirle. Era en serio.

"Yo..., no lo creo. No estoy seguro ¿No resultaría demasiado peligroso?".

"Eso sin duda, pero, ¿no quieres irte de aqui?" Mencionó el alto levantando la voz por reflejo, arrepintiéndose al instante de que los demás escucharan.

ESCLAVOS (Minkey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora