Entonces la mansión de los Cho se convirtió en casa del orgullo, los celos y la venganza hogar del conflicto, la avaricia y la pasión desenfrenada. Así, toda aquella tempestad recaía, una a una, sobre la hombros de Kibum. Un joven en crecimiento, en cuyo corazón se hallaba plantada la semilla de la virtud, y una belleza arrolladora al exterior. Que, en evidencia, lo dejaba en mucha desventaja.
En la mayoría de esas ocasiones el resto fue inconsciente, el propio Minho que pasaba sus días con éste no podría haberlo notado así si más. Pero para Kibum era diferente, él sabia de las miradas sitiadoras que le destinaba su amo. Incluso para la cena, cuando los grupos sociales se delimitaban por quien dormía en casa y los cautivos que cenaban alrededor de la fogata, él podía sentirlo. Jamas subió la mirada hacia esa ventana para aclararlo, pero ahí estaba, su jefe, aquel que en un principio le salvó de sangrar, no había dejado de contemplarle desde entonces.
En tales ocasiones, Bum temblaba de miedo, ya que sabía por desagradable experiencia, lo doloroso que seria enfrentarle, y salir, estaba seguro, lastimado. Pero callaba, y esto no era para evitar los desgastes de los demás en asuntos que no podrían resolver. No, Kibum se silenciaba en esperanza de verse equivocado y que aquella aberración que suponía sucedía a su persona, fuera falsa.
Aún si le dejaba desconcertado que nadie se lo mencionara para entones. Repentinamente Kang, como le llaman, dejaba de ser tan estricto únicamente con él. Son un sinfín de veces en donde excusa sus perdones a razones como que seguramente no es bien alimentado, o le faltan horas de sueño. Esto ocasiona que aumenten las raciones de comida para todos los recolectores.
Por primera vez Kibum es reconocido por todos los que trabajan ahí. Le abrazan y le dicen bendito, pues algo como eso no se logra fácilmente. Pero éste no puede estar tranquilo, y ahora si, siente que está solo.Celebran de un festín esa noche, cuando les han aumentado los privilegios, siendo aparatosos en sus descripciones, con el gozo de una pequeña lumbre vigilada por el secretario, quien está a cargo de que sigan las reglas. Kibum y Minho comen hasta no poder más, están felices. Por primera vez están felices de verdad. Pero hay algo que ensombrece la mirada del primero, y sabe que no puede seguir de ese modo, con tanto miedo. El resto ignora la mirada del general sobre el ventanal, viendo únicamente a esa persona que le ha llamado la atención. Es entonces que Kibum, cansado de tanto sobrecogimiento arremete con todo su valor para poder ver lo que supone ser su peor pesadilla. Y no se había equivocado en ningún momento, ahí estaba el comandante, con sus ojos buscando los del otro al saberse notado, sumando una sonrisa en victoria.
Kibum deja de masticar pausadamente, su rostro se torna pálido y parece que de pronto se le olvida como respirar. No era verdad, no quería que lo fuera.
Un codazo de parte de Minho lo hizo salir de su aterradora burbuja. Aquel francés le veía, y no era ninguna vista inocente la que irradiaba de sus ojos. Ya no podía pretender que no ocurría.
Pero su amigo ya estaba consciente de su desatino, por eso volvió al lugar. Sintiendo la brisa golpearle, los labios secos y el estómago lleno.
Estaba bien, podía seguir así por un tiempo, hasta que no pudiese guardárselo más como para soltarlo con ansia.Llega el invierno, éste resulta ser el peor de todos. Kang les había instruido ya en como aumentar el alimento en sus sacos, sin embargo, no previeron las plagas que propinaban ocurrir en épocas de climas extremos como lo era el frío de ese año. Los niños tenían casi los dieciséis, y si Jongin y Hyeri fueran al instituto por ese entonces estarían graduándose. Fue impactante saber que el arroz que desayunaban esa helada alba, a punto de comenzar su jornada, estaba plagado de gusanos. Fue solo el hambre desaforada la que logró que los esclavos pudiesen tragarlo.
Para alguien tan refinado como lo eran sus propietarios, pasaron con escaso alimento la temporada.
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ESCLAVOS (Minkey)
FanfictionEsta es la historia de la injusticia y la vulnerabilidad. La inocencia nublada con engaños. La represión y la fuerza imponiéndose impetuosas ante quien no tiene voz. La historia de dos niños que se amaban. Dos inseparables amigos que no pudieron olv...