Ya en casa de Carlos, Julián no soportaba su vida, esta había cambiado al mil por ciento, dependía absolutamente de su padre, quien no permitiría que Julián volviera a su departamento solo, ni siquiera con el ofrecimiento de Rodrigo de ir a vivir con él. Estaba en una silla de ruedas, al menos de momento, las terapias kinesiológicas y otras tenían para menos seis meses de recuperación, Julián rememoraba una y otra vez en su mente como pudo suceder, más de diez años conduciendo una moto y jamás le había ocurrido algo así, hubiese preferido haber muerto él, que estar impedido y lamentando la muerte de luz... la extrañaba tanto que a veces se perdía en el tiempo recordando su rostro, sus labios, su sonrisa... su luz.
―¿Qué pasa hermano? ¿Quieres salir un rato? ¿Al gimnasio quizás? ―Le preguntaba Rodrigo, quién junto a Carlos no sabían que hacer para sacarlo de su mutismo autoimpuesto.
―Julián te hará bien salir un rato, llevas más de dos meses sin ver el sol.
―Si es cierto Julián, ya debes hacer tu vida ―intervino Rodrigo―.
Julián quien se encontraba en el ventanal del segundo piso mirando la nada, no se pudo contener, lo había hecho tantas veces desde hace dos meses que se sentía explotar si no gritaba todo. Giró en su silla de ruedas frente a los dos hombres que lo acompañaban incondicionalmente y no pudo más... con un nudo en la garganta comenzó y las lágrimas como río por sus ojosazules comenzaron a brotar.
―De que me sirve el sol, de que me sirve estar vivo si no puedo valerme por mi mismo, que saco de salir a la calle, si ella no estará papá... La maté y no regresará... no volveré a tomar su mano, ya casi siento que estoy olvidando su aroma, papá tu perdiste a mamá entiéndeme por favor no me pidas hacer mi vida normal, cuando la mitad de mi ya no existe, a esa mujer yo la amaba. El primer día que la vi supe que sería mía, y cuando me besó por primera vez lo confirmé... yo no puedo seguir esta vida sin ella, no puedo, y no me pidan que siga a delante como si nada hubiese pasado porque ya nada es lo mismo, ni siquiera yo soy el mismo. La extraño como nunca pensé que lo haría, toda ella... todas sus perfectas imperfecciones, extraño su risa sin pudor, su cabello dorado, extraño sus palabras perfectas, extraño sus mantras cantados con esa voz maravillosa a primera hora de la mañana. Ayúdame papá, ya no puedo con esta pena, siento que se me escapó el alma junto con ella. Jamás pensé que la amaba de la manera que lo hago y nunca pude decírselo. Fui un cobarde y ahora un asesino.Cuando estuve en coma soñaba con ella, tantas veces le pedí que me llevara, pero me ignoró.
―¡No te irás a ninguna parte Julián, no lo harás!―Le gritó Carlos deshecho, conocía ese dolor de memoria, es más lo sentía en su propia piel.
―¡Quiero hacerlo, quiero morir y encontrarme con ella! ¿Sabes lo último que hicimos? Nos abrazamos para pasar juntos al otro lado y solo se fue ella, allá está sola. Sola papá... y me dejó aquí.
―Hermano, no sé qué decir, solo que aquí tienes mucho que hacer, estoy seguro que ella donde quiera que esté, te estará ayudando.
―!No la quiero allá o donde sea que esté por la misma mierda! La quiero viva, la quiero conmigo, soy un hijo de puta por haberla matado, ¡soy un maldito hijo de puta!
Carlos sabía del sufrimiento que cargaba su hijo, él lo había vivido en carne propia, a diferencia, que él tenía al pequeño Julián por quien luchar en ese entonces, en cambio a Julián solo le quedaban los recuerdos. Carlos con un gesto le pidió a Rodrigo que lo dejara solo con su hijo, este obedeció saliendo en silencio de la habitación.
―Lo que te voy a decir no aminorará tu dolor, y créeme que lo vivo contigo hijo, verte en así me parte el alma, y me hace volver 15 años atrás, pero quiero que sepas que si se puede, simplemente no era tu hora Julián, deja ir a Luz, déjala... podrás soñarla, y será como tenerla entre tus brazos pero al abrir los ojos todo se habrá ido y volverás a caer... lo viví por años hijo, la vida continua con o sin aquellos a quienes amamos, pero por alguna razón y no me preguntes cual, jamás nos abandonan, si Luz te amó te acompañará hasta cuando lo sienta necesario. Nunca estamos solos hijo, y en esta tierra tú me tienes a mí, sé que no es lo que hoy necesitas, pero tú fuiste mi motor cuando tu madre partió, y aunque me quise morir mil veces, te veía sonreír y sabía que debía continuar, yo lo hice todo por ti Julián, ahora es tu parte, no me dejes solo.
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Corazón, Ven a Mí
Romance¿Qué hacer cuando un accidente se lleva al amor de tu vida? ¿Qué se puede hacer cuando solo queda el recuerdo? Julián Díaz, ha pedido al amor de su vida en un accidente de motocicleta. ¿Se puede vivir con la culpa? Luz Serrano ha partido al mundo de...