Capítulo 20

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Cuando Julián despertó no recordaba exactamente qué era lo que había ocurrido, estaba confundido y con una terrible inflamación en su rostro

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Cuando Julián despertó no recordaba exactamente qué era lo que había ocurrido, estaba confundido y con una terrible inflamación en su rostro. Tan solo podía abrir uno de sus lindos ojos y aún así el dolor era insoportable.

―¿Hasta cuándo Julián? ― La voz de su padre se hacía eco en su cabeza.

―¿Qué? ―Respondió, sin entender mucho a que se refería.

―Hasta cuando te vas a seguir metiendo en problemas por culpa de esa muchacha Julián, estás peor que un adolescente hormonal.

El chico apenas era capaz de enfocar su atención en las palabras de Carlos, tenía tanto en su mente por procesar que sentía como poco a poco estaba empezando a enloquecer.

―Luz...―Dijo, en un hilo de voz.

―Ay no Julián... ese tema ya está cerrado. ―Respondió su padre frotándose ambas manos contra su barba y rostro.

―Luz, fue la donante de Laura... ―Terminó por confesarse con su padre, quién solo atinaba a parpadear de manera constante, como intentando buscar una salida coherente a lo que necesitaba decir.

―¿La donante? ¡Qué cosas hablas hijo, ese maldito hijo de puta te dio fuerte! Con eso no se bromea.

―No es ninguna broma papá, Luz fue donante de órganos, entre ellos su corazón y Laura, en ese preciso instante necesitaba uno con urgencia, fueron compatibles y ya está, ahí en su pecho se encuentra el corazón de Luz, latiendo fuerte como si siempre hubiese sido suyo.

Carlos, aún no era capaz de salir de su asombro, dio un par del palmetazos en el brazo de su hijo, como compadeciéndose de que tuviese tanta mala suerte en su corta vida.

―¿Estás seguro Julián, quizás el golpe...?

―No estoy alucinando papá, Laura me mostró los documentos y el maldito de Alfredo me lo confirmó, anoche fui a pedirle explicaciones del porqué fue a contárselo a Laura, no entiendo qué pretende.

―¡Dios...! bueno, está claro lo que quiere, dejarte como el malo frente a los ojos de Laura, para que piense que solo te acercaste a ella por que lleva el corazón de la mujer que amaste.

―La verdad papá, no sé si quiero seguir con esto, que Laura tenga el corazón de Luz es demasiado para mí.

―Puede ser Julián, pero no puedes salir arrancando como un niño de kínder, la vida es muy sabia hijo, y cada cosa que nos sucede en esta vida tiene un porqué, nada es por casualidad, cada mal momento de nuestras vidas se convierte en un aprendizaje para el futuro. Espero de corazón que esta sea una de ellas para ti.

―Pero esa vida se está empecinando conmigo papá.

Carlos se quedó en silencio mientras pasaba un algodón con suero por una de las heridas abiertas que se encontraba junto a la ceja derecha. Intentado no hacerle demasiado daño. Una vez terminada la tarea de asear la zona, cortó un trozo de gasa con unas tijeras y tapó la herida para prevenir cualquier infección.

Corazón, Ven a MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora