Laura esperó a que el sonido de la motocicleta de Julián desapareciera por completo para dejarse caer, sabía que lo estaba perdiendo, pero no podía confiar en él, más que mal el corazón que llevaba era de la mujer que él había amado, y por quién había perdido casi un año de su vida sumido en esa terrible depresión que casi no lo deja volver a ser él mismo. Acopló su espalda a la puerta blanca que él había cerrado y bajó hasta el suelo de piso flotante caoba, se tomó las rodillas y lloró, lloró porque sabía que no podría confiar en su amor. Lloró porque sabía que vendría Alfredo a restregarle en el rostro lo que le había dicho miles de veces, y la recogería como un estropajo. Sabía que era una idiota, una poca cosa para merecer un hombre como Julián. Sabía de una vez por todas que su vida no era junto a él.
Al final del pasillo del departamento en el cual vivía observaba atento su padre, quiso ir hasta ella y decirle que todo estaría bien, que no merecía la pena llorar, que el amor estaba sobrevalorado y que no todo lo que brillaba era precisamente oro, no lo sabría él. Alcanzó a dar tres pasos cuando su móvil comenzó a vibrar en su bolsillo. Lo observó y con pesar lo contestó.
―Sí... sí lo está, bien... yo creo que no deberías... ok... sí. ―Se le oía sumiso, temeroso incluso. Al colgar el celular, tomó su cabeza en ambas manos. ―Dios mío ayúdame― Se le oyó entre un suspiro y volvió a la habitación desde donde había salido.
En la cama blanca de Rodrigo, las sábanas se enredaban por entre las piernas de ambos, quienes se habían entregado a lo que se habían negado tanto tiempo, a ellos mismos. Catherina se encontraba abrazada descansando al torso desnudo y firme de Rodrigo.
―Con esto tendré suficiente para el frio invierno. ―Se burló. ―Jugueteando con los abundantes bellos que se acumulaban justo en el medio de sus pectorales.
―Lo más probable es que te tenga todo el invierno en esta cama para pasar el frio. ―Respondió besando su cabellera.
Catherina de tan solo pensarlo se le subieron los colores al rostro, cosa curiosa, siendo ella la más desvergonzada de esta pseudo relación.
―¿Sabes que siempre pensaba en este momento?, fantasee tantas veces contigo. ―Respondió Catherina, volviendo a ser aquella chica atrevida que tanto despertaba pasiones en Rodrigo.
―¿Y porque perdimos tanto tiempo?
―No lo sé, quizás tus temas con tu ex, o los problemas entre Laura y Julián. ¡Dios Mio! ―Se levantó de golpe Catherina volviendo a su mente, la situación de su hermana.
―¿Qué pasó? ―Preguntó Rodrigo reincorporándose junto con ella.
―Laura y Julián... no te quise contar antes, como estabas dormido, sedado y todo eso.
―No te des tantas vueltas y dime qué pasó con mi amigo.
―Laura descubrió que la donante de su corazón fue Luz Serrano. La ex novia de Julián. ―Le contó con cara de terror.
Rodrigo no supo que decir, se tomó la cabeza con ambas manos, no se lo podía creer.
―¿Estás segura Cathe? ¿Sabes lo que eso significará para mi amigo verdad?
―Yo creo que fue peor para mi hermana, no quiere volver a ver a Julián, está empecinada en creer que tu amigo se acercó a ella para recuperar lo que fuera que quedaba de Luz, en este caso su corazón.
―Es que no me lo puedo creer. Esta vida está siendo tan hija de puta con Julián, cuando por fin lo veo sanado del dolor de haber perdido a su mujer, conoce a tu hermana, se enamora y ahora la pierde.
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Corazón, Ven a Mí
Romance¿Qué hacer cuando un accidente se lleva al amor de tu vida? ¿Qué se puede hacer cuando solo queda el recuerdo? Julián Díaz, ha pedido al amor de su vida en un accidente de motocicleta. ¿Se puede vivir con la culpa? Luz Serrano ha partido al mundo de...