Julián intentaba recomponerse, hacía bastante tiempo que no soñaba con Luz, y mucho menos una pesadilla como aquella, pensaba que ya era un tema superado, pero no... ahí estaban nuevamente, quizás con nueva información.
Se sentó y tomó su cabello entre las manos, sintiendo el sudor que le causó tal sueño. Cuando de pronto vio a Laura a los pies de la cama inmóvil, pálida y notoriamente asustada.
―Laura, lo siento mucho no quise... ―Ella solo lo observaba temerosa, parecía un perrito desconfiado, golpeado quizás. ―Lau... lo siento no fue mi intención asustarte.
Ella solo temblaba, Julián se acercó a ella cautelosamente y la abrazó, él también temblaba por lo agitado que lo había dejado su pesadilla pero también por el temor que le provocaba ver a Laura en ese estado.
―Calma, está todo bien, no me temas por favor te lo pido, no fue mi intención asustarte de esta manera.
―Lo siento. ―Respondió Laura con un evidente nudo en la garganta.
―No digas eso Laura, yo te asusté a ti.
―Odio los gritos, me dan mucho miedo.
―¿Por qué? ―Quiso indagar Julián.
―Porque siempre después de un grito... viene un golpe. ―Respondió avergonzada.
Él se mordió un labio en rabia, mientras que mantenía su mente concentrada en ser delicado con la chica, el nivel de sumisión que mantenía con el bastardo de Alfredo cada vez le afectaba más, no podía creer el miedo que Laura le tenía a ese maldito hijo de puta.
―Laura, yo creo que es tiempo de que puedas superar esto. ―Le indicó con sus manos su postura rígida y temerosa. ―No es normal, este tipo te ha hecho mucho daño.
―No es tan sencillo, yo lo quisiera de todo corazón, a veces me siento fuerte para enfrentarlo pero de pronto cualquier cosa me hace sentir tan pequeña, tan vulnerable, no soy capaz siquiera de sacar la voz.
―Laura, con o sin Alfredo, eso no es vida para ti. Te vuelves frágil ante cualquier acto de violencia, fuera o no hacia ti. Eso te pone a despensa de quien quiera tomarte como un muñeco de trapo. ―Laura bajo la vista al suelo como solía hacer siempre, Julián tomó su barbilla y la levantó. ―Eso no lo vuelvas a hacer jamás, aunque todos puedan ver tus lágrimas, jamás ocultes tu rostro. Y la verdad Laura, no quiero volver a mencionar a ese maldito mientras estemos juntos, es como un puto karma, quiero que seas tú, no la sombra de ese idiota, no quiero ver el miedo en tus ojos mientras me observen, no quiero sentirme él.
Laura lo observó sin bajar la vista, levantó su barbilla, retiró un mechón amarillo del rostro de Julián y se acercó, se acercó tanto a él que tembló, su astucia era peligrosa, Julián no dejaba de verla, quería saber hasta dónde llegaría, no la detendría. Laura acarició su mejilla y su barba incipiente, a lo cual él cerró los ojos sintiendo la delicada piel de la chica, y sintió de pronto la respiración de ella sobre sus labios.
―Tú jamás serás como él, porque eres quien me salvó de volver a morir, no tan solo en las manos de Alfredo, sino que de mí misma, no quiero hacerte sentir como él. No quiero sentirme contigo, como me siento con él. ―Dicho esto se acercó aún más y lo besó. Lo besó de manera tierna y suave, como si le tuviese miedo, él le permitió avanzar sin interrumpir, solo respondía el beso al ritmo que ella misma le entregaba. El beso fue aumentando de intensidad al mismo tiempo que sus respiraciones, Julián suavemente tomó el control y la detuvo.
―Laura... Lau detente. ―Susurró sobre sus labios.
―No quiero. ―Respondió ella.
―Es necesario bonita, ahora no. No así... Merecemos algo más que esto, merecemos ver las estrellas sin miedos, sin fantasmas. Mereces eso y mucho más.
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Corazón, Ven a Mí
Romance¿Qué hacer cuando un accidente se lleva al amor de tu vida? ¿Qué se puede hacer cuando solo queda el recuerdo? Julián Díaz, ha pedido al amor de su vida en un accidente de motocicleta. ¿Se puede vivir con la culpa? Luz Serrano ha partido al mundo de...