Capitulo 8

216 21 4
                                    

«Existe la necesidad de volver, solo cuando en realidad quieres escapar»

No imaginaba que podía amarlo de esa forma, tan loca e irresistible. No podía ocultarlo, me había enamorado como una idiota, su sonrisa llenaba mi día y cada mañana que pasaba estaba convencida que el resto de mi vida estaba destinada a pasarla junto a él.

Mariano me enamoró desde que sus manos rozaron las mías en aquel restaurante. Cuando me miró y me entregó las llaves que había perdido, me hizo pensar que había encontrado algo más que unas simples llaves.

No todo es como lo creemos.

Él se convirtió en mi todo. Sus ojos solo me miraban a mi.

Natalie era mi amiga, mi hermana que solía decirme que hacer con sabiduría y la amaba, era mi única mejor amiga pero me engañó. No era sincera, ahora que lo pienso esas veces diciendo que Mariano era el hombre indicado para mi, no eran más que  una puñalada trapera. Al fin y al cabo ella terminó por destruir mi felicidad ¿En que debo creer si las personas que más he querido me fallaron? Estoy hundida en mis recuerdos, la melodía que había en el momento que lo conocí, su primera invitación, nuestro primer beso en Mar del Plata incluso su propuesta de matrimonio en frente de mis padres que nunca han creído en mi.

Ya es pasado.

—No quiero volver a verte nunca más—Susurro sin mirarlo.

Estoy cruzada de brazos tan lejos de él como puedo. Me siento harta de lo mismo, han pasado minutos silenciosos y pese a que no digo nada, no se va.

—Sos hermosa, Dios mio extrañaba escuchar tu voz—Asegura.

Ladeo mi rostro para verlo ¿Que planea? Esta mirándome como si pudiera leer mi mente.

—Estoy esperando que salgas de acá y olvides que existo—Le respondo con una mirada fría.

No puedo evitar odiar su presencia, tenerlo frente a mi me hace querer lanzarme sobre él y golpearlo pero terminaría besándolo y eso es justamente lo que no quiero.

—Me enamoré de vos apenas te vi. Estabas preocupada por perder tus llaves—Sonríe.

¡Maldición!  No sonrías.
Lo fulmino con una mirada.

—¿Que querés?  ¿Que te perdone por decirme cosas lindas? —Le pregunto con frialdad.

Respira unos segundos y otra vez me sonríe con tristeza.

—Lali...—Susurra.

Mi celular suena, vibra entre mis cosas. Las aparto con lentitud, siento como las mejillas arden y mi pulso se acelera.

Él me observa.

—¿Podés decirme a que viniste? —Le pregunto alzando la voz.

Mariano duda.

—Él idiota de Vico no quería decirme donde estabas. Te busque tanto—Habla como si fuera él la víctima.

Le sonrío con diversión. Una mirada llena de ironía ¿Como puede pararse frente a mi tan digno? Me hierve la sangre.

—¡No me importa!  Y no vuelvas a llamar idiota al único que si me cuida y quiere de verdad—Advierto tajante.

Se ve indignado, pasa sus manos por su rostro y luego su cabello. Ese gesto es típico de él.

—¿No vas a dejar que te explique? —Me pregunta.

Niego secando mis lágrimas.

—¿Que vas a explicar?  Mariano los vi carajo ¡Te vi! Te metiste con mi mejor amiga, con la novia de Vico...—Susurro quedándome sin voz.

Destinos Cruzados [Laliter] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora