Capítulo 3

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Al llegar a casa de mi madre, mi mente estaba llena de recuerdos de mi infancia, me sentía feliz al ver que mi mundo, de nuevo tomaba forma, me sentí como la gran escritora que solo necesita una hoja y un lápiz para escribir grandes historias que solo viven en su mente. Recordé las tardes soleadas y maravillosas en las cuales me columpiaba, junto a grandes amigos que no puedo olvidar de nuevo.

Mi madre me pidió que descansara, que mi mente ya se había esforzado mucho y me guió a mi cuarto, se me dificultó mucho recordar los pasillos y aún mas mi cuarto el cual se encontraba en el último piso, era grande y cada espacio estaba bien organizado, lo primero que vi fue la Organeta de cinco hileras que se encontraba con un poco de polvo, me senté, y sin dudarlo empecé a tocar, mi madre se alegro mucho y me abrazo. Me encanto tocar aquella canción que me lleno de alegría y fuerza, me gusto recordar cada nota de esa canción, sentirme libre en cada movimiento, olvidar por un momento lo que pasaba a mi alrededor y poder tomar un suspiro y seguir en la lucha de encontrar me a mi misma.

Intente dormir pero con un poco de temor a despertar y no recordar nada de nuevo, dormí con la lampara encendida y estando cansada me dormí de inmediato.

Era un nuevo día en donde todo podía cambiar. Cuando abrí los ojos vi a una mujer tomando mi mano, freno de inmediato mi corazón.

- Luci, por fin estás en casa, no me vuelvas a dejar, Luci, nos divertiremos juntas de nuevo - dijo lento, aquella mujer con su rostro recostado en el colchón no podía ver su cara para saber si era mamá, pero al fijarme en su cuerpo me di cuenta que no lo era, sus brazos eran delgados, estaba vestida de blanco, su ropa brillaba, tenía algunos rotos, un pelo largo y despelucado.

No supe que hacer, pensé que quizás era un sueño y ella no era real, pero, su mano se sentía claramente cuando tocó la mía.

-¡Mamá! Ven hay una mujer en mi cuarto- grite fuertemente.

- Luci, pero si somos amigas, ¿que sucedió?- dijo la mujer sorprendida.

-¡Mamá! - Seguí gritando, sin importar lo que la mujer decía.

Se escucharon los pasos de mi madre al intentar subir rápidamente las escaleras.

- No entiendo porqué haces esto, este es nuestro secreto- dijo la mujer con tristeza- adiós, después vendré por ti.

Mi madre abrió la puerta y la mujer se fue.

-Dime que la viste- dije al ver a mi madre.

-¿A quién hija? ¿Estás bien? - Dijo mi madre agitada.

-A la mujer... ¿No me crees? - Dije yo sintiéndome como una total estúpida.

- Hija sólo fue un sueño tranquila- dijo mi madre, mientras dirigía sus manos hacia mi para abrazarme.

- Mamá, estoy más que segura que no era un sueño, pude sentir muy bien sus manos mientras rozaban las mías- dije abrazando a mi madre con temor.

-Tranquila mi niña, después se aclarará tu mente y todo será mejor, quizás eso sucedió por tu accidente- dijo mamá intentando calmar mi corazón.

Cerré mis ojos mientras me abrazaba, e intente pensar que sólo era yo y nada más.

En todo el día mamá me estuvo llevando a varios lugares, para que recordara algunos momentos junto a ella. Lo malo era que no recordaba estar con ella en todos esos lugares, no se que pasaba con mi mente.

Al final, me llevó a un parque, lleno de árboles, de niños corriendo por todos lados, recordé que siempre me sentaba debajo del mismo árbol a leer. Recordé que en la tarde mientras leía, se acercó Carlos.

-Hola. - dijo él, con esa mirada coqueta que, me hacía sonrojar en segundos.

-Hola- dije sonriendo- ¿vamos?-pregunte emocionada.

-A eso vine ¿no? -Respondió Carlos tomando mi mano.

Pensé que iba a recordar mas, pero no fue así, quede aún más confundida, me quede pensando en esos árboles gigantes, en el sol grande y brillante, en el olor del libro en mis manos, e incluso sentí mi corazón latiendo rápidamente cuando lo vi, fue como vivir de nuevo ese momento. Pensé en que todo sería como leer de nuevo tu libro favorito.

Sabemos quienes somos según lo vivido, según nuestros recuerdos, nuestras ideas, nuestros pensamientos, pero y si ¿ya no recuerdas nada de eso?, entonces ¿quien eres?. Me sentía ahogada en un vaso de agua, sentía que no estaba haciendo bien las cosas, entonces, decidí seguir mi rutina diaria, para saber quien era.

Tiempo después llegué a casa de mi madre. Cuando abrí la puerta de mi habitación, vi de inmediato a aquella mujer de la noche anterior y cerré rápidamente la puerta, me puse muy fría, mis manos temblaban.

- ¿Por qué?- dije susurrando.

- Porque me necesitas, mi niña- dijo ella entre risas desde la habitación.

Cerré mis ojos, y luego pensé en tragarme el miedo y darle fin a esto.

Abrí la puerta.

-Luci, Luci mi pequeña niña- dijo aquella mujer sentada en mi cama y con una expresión de sarcasmo- ven siéntate a mi lado.

-No...- respodí con mi voz temblorosa.

- Entonces, no te insisto- respondió ella, con las piernas cruzadas y sus manos sobre sus piernas, a pesar de su pelo despeinado y su ropa destrozada era realmente hermosa, tenía unos labios gruesos, unas largas pestañas, una cintura encantadora.

-¿Quién eres?- pregunté.

- En serio ¿no te acuerdas de mi?- dijo ella bajando su rostros, y de inmediato bajo una lágrima de su rostro- no juegues con migo, sabes perfectamente quien soy, ¡tu lo sabes! Luci ¡tu lo sabes!- aquella mujer se alteró rápidamente, se acercó a mi repitiendo lo mismo, una y otra vez, hasta que cerré mis ojos y al volverlos a abrir ya no estaba.

Mi gran recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora