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Tres del reloj
Tres de la tarde. Mirada hacia la ventana. Pudo ver el reflejo de sus lentes en el vidrio. Cruzo sus piernas acomodándose en su lugar: nerviosa , débil y sin fuerzas . Un sonido seco se escuchó al cerrar la mandíbula. Sus manos se acariciaban entre ellas sintiendo la sensación de estar calmada —aunque evidentemente no lo estaba—. Su respiración, trataba de mantenerla tranquila.
«Inhala-Exhala»
Pasó por la mente de la chica, sin mucho éxito se dispuso a voltear su mirada hacia el suelo; Quisquillosa noto que este tenía marcas de pisadas, y gran montones de polvo. Por supuesto, este era un lugar recurrente y una buena limpiada no le vendría mal, después de todo. Eso la calmó un poco.
Un cartel simple y poco llamativo que se asomaba por afuera del lugar, todas las personas que pasaban por ahí ni si quiera se detenían a verlo. Una gran oración escrita estaba en el: Consultorio.
Su cuerpo se estremeció, cerrando los ojos lo más fuerte que pudo mientras sacaba un gran suspiro desde sus labios., Algo vibro desde la parte trasera de su pantalón.—Demonios...—susurró entre dientes.
Sus manos, se adelantaron a sacar de su bolsillo aquel objeto que le daba cosquillas en su parte trasera. Un mensaje le había llegado desde su móvil. Jack, estaba escrito en la pantalla luminosa del aparato entre sus manos.
¿Ya llegaste?. Bueno, quería hablar contigo, pero me encontré algo en el camino. Creo que te gustara.
Al lado del texto venia el link de alguna página web. La chica se resignó a entrar allí, solo se quedó mirando unos momentos el mensaje para después guardar su móvil en su parte trasera, de nuevo. Otra vez. Ese escalofrío recorriendo su espalda, recordando donde estaba.
Por lo usual a ella no le gustan mucho los consultorios, ni los médicos con esa fachada de buen señor, con sus aparatos fríos y sus lentes, donde se reflejaba el rostro de la persona enfrente de él. Donde no se veían sus ojos. Sus pies jugaron por un momento columpiándose.—¿Tammi Graves? —se escuchó una voz desde el mostrador de la habitación.
Tammi dirigió su mirada, se levantó y camino a casi a zancadas hacia la persona del mostrador. En un intento fallido de calmarse sonrió con frigidez hacia la persona al frente suyo, lo cual la chica sentada en una silla detrás de la gran mesa de vidrio solo mantuvo contacto visual sin responder a su 'saludo', su mirada era rígida y apagada: sin fuerzas, y con remordimiento.
Tammi observo cada rastro de su cara; El tono de su piel, era de un tono cálido, como anaranjado. Su cabello de un oscuro color miel: Estaba hecho en un sencillo chongo un tanto despeinado, se notaban pequeños cabellos saliendo de el como un remolino. Sus ojos penetrantes mostraban un color gris, parecían como dos muros muy fuertes. Impenetrables .
Sus labios eran finos y delgados, el color de su labial hacia que se notaran aun mas —Un rojo intenso—. ¿Cuantos años tendría?, se veía joven, de un cuerpo esbelto ,y saludable. La chica movía sus manos con gran rapidez en el teclado., Tammi se mareaba cada vez que la observaba.
Otro escalofrío — esta vez más fuerte que el anterior—.— Puede pasar, el doctor la está esperando—su voz apagada y sin ninguna pausa, le dejo un nudo en la garganta. Cómo si alguien la estuviera ahorcando.
—Gracias —contestó de vuelta. Se acomodó la chamarra y sus frágiles piernas caminaron hacia un gran pasillo al fondo.
Tammi lo observó.
—¿Síntomas inusuales? —el doctor se acomodó los lentes, apuntando en una pequeña libreta que tenía entre sus manos. Moviendo ágilmente la pluma, observo a la chica sentada enfrente de él.
— Ninguno.. —se rascó el cuello, colocando sus manos de nuevo en sus rodillas.
«Aparte de los que he tenido... » Pensó la chica con ironía.
El doctor solo la observó viendo cómo se comportaba. Sabía que a ella le incomodaba estar allí, pero no tenia de otra. No sería la única vez que la había visto así, el siempre estaba acostumbrado a ver la mala cara de las personas: eso era parte de su trabajo, después de todo.
— Mira, Tammi... Sabemos en lo que te afecta tus ataques. Y lo hemos hablado. Tu depresión, el estrés te ha causado todo esto... ¿Ya has ido con el psicólogo que te mencione? —la chica negó con la cabeza —. Tammi, esto es serio. No puedes seguir con esto: Tener varios días insomnio y pérdida de memoria temporales. No es normal ¡Necesitas ir urgentemente con un psicólogo, el podría ser tu única opción!
La chica solo esquivó su mirada, se sentía estúpida e inútil. ¿Que podría hacer un psicólogo por un caso perdido?, Eso era ella, un caso perdido.
— Tammi, escúchame con atención. Si sigues así podrías arrepentirte —no pudo evitar mirarla al rostro el cual la mayoría estaba tapado por una gran masa de cabello negro.
Ella solo se acomodó su copete escuchando como su voz gruesa y grave le penetraba los oídos. Sus oscuros ojos estaban a la vista.
Se sacó los lentes empezando a limpiarlos con un trapo que había sacado de su bolsillo volviendo a acomodarlos en su rostro. Ella era de una gran belleza, aunque, no se notaba ya que no se alistaba mucho y siempre iba desalineada. Sin preocuparse de su apariencia.
Alguien abrió la puerta interrumpiéndolos .
— Doctor, la señora Hamilton está aquí — era la misma chica del mostrador, sus ojos fueron hacia Tammi y después al doctor para confirmar.
— Hazla pasar —contestó él sin voltearla a ver.
La chica se fue cerrando la puerta al salir.
Tammi lo volteó a ver. Los dos estaban observándose a los ojos, esto duro unos segundos... Minutos, demasiados.
Un pequeño escalofrío subió en la espalda de la chica: no se dio cuenta de que un rubor invadía sus mejillas. Las facciones del chico se relajaron un poco dedicándole una pequeña linea recta entre sus labios.
Tammi empezó a observar sus detalles,aprovechando la situación: el cómo los ojos negros del doctor le penetraban la vista, como si pudiera ver lo que ella sentía. Observo la barbilla del chico, era cuadrada y de una buena forma, fuerte ,y sólida. Su vista permaneció hasta subir a sus labios que eran una línea de emociones que llenaban a la chica de ideas. Su cabello negro estaba muy bien peinado, se veía brilloso y recto. — Intento adivinar su edad. ¿27, 29 años? Puesto a que tenia un buen cuerpo y se veía joven —.
Empezó a sentirse incomoda, él lo noto. Tammi solo quería irse de allí lo más rápido posible antes de que hiciera algo totalmente estúpido.
— Bien, Tammi. Ya sabes que hacer—dijo al fin rompiendo el silencio., Sabia que no era culpa suya que ella se sintiera de esa forma, pero, aun así sintió remordimiento.
Era como si hubiera leído su mente. La pluma que él tenía entre sus manos hizo un chasquido alejando a la chica de sus pensamientos.
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The dark swallow's [#PDA2016]
Bí ẩn / Giật gân"Las sombras se han vuelto en pesadillas y las pesadillas se han vuelto ilusiones." ¿Por que las golondrinas la siguen a todos lados?... · Esta historia puede contener escenas explicitas y violentas, al igual que lenguaje inapropiado para el...