-Problemas y más problemas.-

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Bradford, Inglaterra.

Todo comenzó con una bala perdida y silenciosa. O eso creen. Llegó del lado poniente, impactando en la pared de ladrillo atrás de él. Simplemente pudo quedarse inmóvil y observar con sorpresa el hoyo en el rojizo ladrillo. Le habían disparado. Le están disparando.

Con un remolino de pánico en sí, corrió hacía el callejón cercano, incrédulo aún de lo que estaba pasando. Pero estaba pasando. Planeaba gritar, correr, arrastrarse, pero todo era en vano. Una sombra se paró enfrente de él, con un arma en la mano, que reconoció como una pistola. Por instinto levanto las manos trémulas y con ojos de espanto. Su pecho subía y bajaba, no ayundándole en esta situación. 

-Richard Mcfloy.- Susurró lo que parecía ser un miembro de la policía.

¿Richard Mcfloy? Ese no era su nombre, claramente se estaban confundiendo con otra persona.

-Yo no soy Richard…- Balbucea.

Pronto, una docena de policías le están apuntando, y él no entiende el porqué.

-¿Nos crees tontos, Mcfloy?.- Preguntó otro. 

Un disparo.

El olor a chimenea impregnaba todo el hogar y la canela hacía un olor aún más fuerte y delicioso. Zayn se encontraba sentado en uno de los peldaños de su casa, recargado en el barandal de éstas. Podías tener una vista de su hermana y su madre preparando la cena juntas, ya que sólo faltaba un día para navidad. La casa estaba decorada por unas luces cegadoras de colores, la chimenea se utilizaba de lumbrera y de forma de calor. A sus escasos 14 años sabía que la tardanza de su padre era algo malo, ya que sólo había salido a comprar la comida faltante. De pronto, los golpecitos en la puerta le hicieron relajarse y levantarse de los peldaños a recibir a su padre. Para su sorpresa, su hermana mayor se atravesó y abrió la puerta, dejando ver las luces de las sirenas policiacas y unos policías en la puerta. Su pecho colapsó, haciendo que se parara en el penúltimo escalón, su sonrisa se desvaneció. Su hermana fue corriendo a avisarle a su madre de los inesperados visitantes. Que venían a avisarle que su padre había muerto, muerto por una bala perdida.

(...)

Londres, Inglaterra.

El silbato le hizo gemir y regresar a la realidad, acto seguido de poner sus manos en sus oidos. El profesor de Educación Física le miraba.

-Malik, no le dije que dejara de correr.- Le gritó muy cerca de su oído, haciéndolo estremecer. Zayn bufó y siguió corriendo en el perímetro de la cancha, hasta terminar todas las vueltas. Se limpió las gotitas de sudor que se encontraban en cabello y su frente, muestra del duro trabajo recién hecho. Su mirada encontró a Anne Parker, una compañera de su grupo que tenía la apariencia de que era un palo que, en algún momento, se quebraría. Sus ojos eran abiertos y atentos, de un color verde o café cálido, nunca lo había descubrido muy bien, su cabello, negro, siempre le caía en forma de cascada sobre sus delicados hombros. Unas veces había tenido ataques de ansiedad, que se debían a su presión baja por su complexión tan delgada. Cojeo rápidamete hasta sentarse en las gradas, también cansada, se estaba frotando las sienes y respiraba con irregularidad, esto no era una buena señal, el Maestro -Mejor conocido como George.- se dio cuenta. pues se acercó a ella y le toco su frente, en busca de calentura.

-Parker, Parker, Parker.- Murmuró George, recorrío la vista por toda la cancha y la posó en Zayn.- ¡Malik! Lleva a Parker a la enfermería.- El moreno se señaló así mismo y seriamente se acerco a Anne.

Fallen Angel. Z.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora