Treinta y dos

13 3 0
                                    

Querido y Estúpido Diario,

Hoy ocurrió algo interesante... Bastante.

Estaba hablando con Josh sobre mi padre, sobre la boda y sobre lo enojada que estaba. Pocas veces tengo una conversación seria con él, así que fue un poco peculiar. Luego llegamos a un punto en el que me dijo:

―¿Cuando dejarás de ser así?

―¿A qué te refieres? ―yo había fruncido el ceño.

―Siempre... o la mayoría de las veces, solo andas enojada y fijándose en lo malo de todo. Tiendes a pasar por alto las cosas buenas, por pequeñas que sean ―en ese punto, el había empezado a notar que me estaba enojando lo suficiente como para mandarlo por donde vino, así que aclaró― Solo quiero ayudarte.

Oh, que mal estuvo eso.

Exploté.

Le empecé a decir que todo el mundo quería ayudarme y al final no hacían nada, le expliqué que estaba harta de todos y de todo, y casi le grité que como se atrevía a a juzgarme si apenas entendía lo... difícil que era mi situación.

Luego me marché de ahí casi a punto de llorar, y me odie a mi misma por ser tan sensible.

Aunque sabía que probablemente había herido a Josh, no me preocupé mucho porque ya habíamos tenido este tipo de discusiones antes. Y yo no estaba molesta con el.

Estaba molesta conmigo.

Luego de cada discusión, enojo o lo que sea, siempre me daba cuenta de todas las malas cualidades que me caracterizaban.

El orgullo, por ejemplo.

Era muy egoísta, dramática, insensible...

Y siempre terminaba afectando a los demás. Mamá se preocupaba por mí, Josh se preocupaba por mí...

Al final, Josh terminó disculpándose y yo también.

Pero no pude dejar de pensar en lo que me dijo.

Adiós, Estúpido Diario.

No me importas un pepino,

Zoe.

Mi Estúpido DiarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora