#52

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Querido diario:

Era un sábado. Deprimente. Fuera llovía a mares.

Llaman al timbre. Me levanté perezosa del sofá y abrí la puerta tras arrastrar mis pies hasta esta.

Mi repartidor de sushi favorito estaba delante de mí. Con comida del restaurante, pero yo no había pedido nada.

—Por favor, dime qué puedo hacer por ti.

Entonces las lágrimas brotan de mi como si de una cascada se tratase.

Fran se acercó y me abrazó, como la última vez.

—Ya has hecho demasiado preocupándote —digo—. Te debo todo.

—Quisiera saber si es mucho pedir un beso- suelta de repente. Sus ojos azules me miran expectantes.

Como respuesta mis manos se aferran a su cuello y mis labios prueban el sabor de los de Fran.

Siempre tuya, una Nanami emocionada.

Sushi. ©  [Historia Corta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora