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Querido diario:

Por ese inoportuno accidente de coche, mis familiares mas cercanos han muerto. Papá, Mamá, mis dos hermanos pequeños y mi abuelo.

Y todo por que les insistí en que vinieran a verme en mi cumpleaños.

Oh, Diario, nunca he escrito sobre esto, pero creo que ahora me siento capaz de hacerlo. Mis padres trabajaban mucho mientras yo era pequeña, porque no teníamos demasiado dinero. Por ello yo pasé casi toda mi infancia al cuidado de mis abuelos. Cuando mi padre tuvo un ascenso en su trabajo, mamá se quedó embarazada. ¡Iba a tener un hermanito! 

Al final, resultó que serían dos. Sí, eran mellizos. Marco y  Darío llegaron a este mundo cuando yo tenía nueve años.

Y fui feliz, fui la niña más feliz de este mundo, estoy segura.

Luego llegó la universidad. Quería estudiar un doble grado en Economía y Matemáticas, pero para hacerlo debía irme lejos de mi ciudad. ¿Lo hice? Por supuesto, nada me impediría estudiar lo que yo quería.

En los últimos meses, el cáncer de páncreas que sufría mi abuelita se agravó, y pocos días antes de mi cumpleaños, respiró por última vez.

Entonces se me ocurrió que sería bueno que mi familia viniera aquí a verme por mi cumpleaños. Sería triste para mí volver allí, a la misma casa de siempre, pero sin mi abuela. Por eso les pedí que vinieran a visitarme, les enseñaría la ciudad y todos juntos seríamos felices.

Lástima que aquel autobús no viera el coche de papá.

Siempre tuya, una Nanami sin familia.

Sushi. ©  [Historia Corta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora