Narra Megan:
—Quita esa cara Meggy, estas espantando a los chicos—rio Elisa y la miré mal. No era mi culpa tener esta cara. Las luces neones del club me estaban mareando, estaba sudada y me sentía sofocada con tantas personas aquí. Odiaba este club aunque fuera el favorito de Elisa. ¿Por qué estaba en este sitio? Ah sí, porque quería demostrarle a mis padres que ya era mayorcita y que podía salir cuando quisiera sin importarme lo que ellos pensaran. Lo sé, se escucha feo, pero cuando tienes unos padres como los míos que lo único que hacen es sobreprotegerte, llenarte de regalos, darte dinero, no dudas en pensarlo dos veces y escaparte. Y aquí estoy, de nuevo en el mismo bar con mis amigas. La verdad es que hoy no quería venir, pero luego de la fuerte discusión de mis padres, no dude en agarrar mi teléfono y llamar a Elisa, mi mejor amiga. Ella era mi mejor amiga desde los ocho años y sabía perfectamente por qué hacía esto. Los Harvey's se conocían por su prepotente egocentrismo y su cuenta multimillonaria que mi abuelo Paul Harvey nos había dejado antes de morir. Quería decir que mis padres eran los mejores, pero no. Estaban muy lejos de serlo, es más ni padres deberían llamarse. ¿Por qué? Fácil, no saben qué es eso. Lo único que hacen es llenarme de regalos, darme dinero para que me fuera a comer con mis amigas o simplemente conciliarme una cita con unos ejecutivos para casarme. ¿Quién hacia eso? Mis padres. Y créanme, los ejecutivos que me conseguían podrían ser mi papá o aun peor, mi abuelo. Nunca estuve de acuerdo con eso, creía en que pronto iba a encontrar el amor verdadero, ¿Pero de qué servia mi opinión? A ellos no les importaba nada de lo que yo dijera, pensara o sintiera. Ellos viven en su mundo, en el mundo en donde el dinero es lo más importante para ellos. ¿Qué diría mi abuelo si viera como su hijo usaba su dinero? Lo más seguro es que le quitaría todo a papá y quería que eso pasara, pero mi abuelo ya no estaba. Ni que estuviera, mi papá no estuviera vivo si mi abuelo supiera sobre los manejos de dinero que hacía. Y ni hablar de mi madre, una mujer superficial creyéndose superior a los demás, aires de duquesa o reina, pero ni de cerca de ser un humano. Realmente mis padres no eran humanos. Si lo fueran entonces no serían frívolos, intimidantes, manipuladores, superficiales y mucho menos controladores. Todo eso eran mis padres. Antes, cuando pequeña albergaba la esperanza de que ellos cambiaran, pero jamás lo harán. No cuando una cuenta bancaria de millones exista. Así que ha llegado al punto de que me daba igual, pasaba de ellos. Lo único que no tolerara su autocontrol de mí. ¿Quiénes se creían? Podían ser mis padres, pero eso no les daba el derecho de controlarme. Literalmente me controlaban todo, absolutamente todo. No dudaba que ellos supieran donde estaba ahora mismo. Me tenían un GPS en el teléfono. ¿Pueden creerlo? Hasta las llamadas me controlaban, pero eso no les afectaba porque yo no tenía amigos, no muchos. Solo los reales, los verdaderos que pasan por alto que soy rica. Y ese grupo consistía de cuatro personas: Elisa, Allí, Sean y Liam. Esos eran mis mejores amigos. Los únicos verdaderos amigos que conocen todo de mí y saben cómo sacarme de la mierda que son mis padres. Ellos siempre estaban dispuestos a ayudarme, incluso han ofrecido su departamento para que me fuera a vivir con ellos y era bonito pensarlo. Ósea, no hay nada mejor que vivir con tus amigos, pero no podía. Si dejaba mi casa, perdería todo y a eso me refiero a nana y a Brandon, mi perrito. Además, para ser honesta no sobreviviría ni una semana. Tan feo y tan superficial que se escuchara esto, yo no podría vivir sin lujos. Toda mi vida he estado llena de lujos, llena de regalos, llena de casa grande, armario grande, todo eso y tan feo como sonará esto mis amigos no podrían darme esa vida de lujo que siempre he llevado. Mucho menos se los pediría. Además, mis padres han sido claros respecto a este asunto. Si me iba de la casa con una maleta, no esperara volver porque no iban a permitirlo. Que a la vez que saliera por la puerta, me olvidara que era una Harvey. Es por eso que no me he ido de casa, no podía hacerlo. Sin embargo, no podría estar sin mis padres. Podían ser malos, pero salvaban mi culo cuando estaba en problemas. Bueno, yo llamaba a papá y él venia en socorro de su princesa. Tal vez después de todo si soy una pija. –Iré por Liam a bailar—dijo en mi oído y asentí bebiéndome el chupito de tequila de una. Era una bebida fuerte, pero como ya estaba acostumbrada también a beber para olvidar, ya la toleraba. De hecho, toleraba todo tipo de alcohol. Desde los más fuertes que te quemaban la garganta hasta los más livianos.
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Stone Love {Megan & Riley}
Teen Fiction-Oye princesa, ¿Ya tan rápido ha perdido su corona?- -Por ti, siempre- -No soy un príncipe princesita- -No pido que lo seas- -¿Entonces que es lo que quieres?- -A ti- -¿A mi?- -Si, a ti- -¿Cuándo?- -Siempre-