Parte Extra

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—¡Riley!—gritó Megan desde abajo y bufé tapándome con la almohada. De ninguna manera iba a moverme de esta puta cama. y menos tan temprano; ni siquiera el sol habia salido. —¡Riley, levántate!—volvio a gritar. Tenia suerte que era la mujer que amaba y la madre de mis hijos porque ahora mismo lo unico que quería era matarla para que me dejara en paz. Llevaba siendo un grano en el culo desde hace meses y eso estaba tocando mis nervios. Me estaba tocando los huevos y eso no era bueno. —¡Riley!—se quejo entrando a la habitación, pero la ignoré. —Vamos bebé, levantate nos espera un gran dia—dijo emocionada.

—Dejame en paz Megan—bufé molesto dandole la espalda y esta rio sentandose detrás de mi. Queria voltearme y recostarme de sus pechos como tanto amaba, pero si lo hacia era hombre muerto.

—Es hora de despertar dormilon—rio y negue molesto. No, no era hora de despertar. Era hora de dormir y dejar en paz a Riley.

—Ni siquiera ha salido el puto sol, dejame en paz—murmuré y senti su mano acariciar mi espalda. ¡Joder! Mala idea, ella sabia el efecto que esa caricia tenia en mi. Mi amigo se estaba depsertando.

—No va a salir si tienes las cortinas cerradas—rio bajando su dedo por mi espalda una y otra vez. ¡Mierda! Tenia que parar de hacer eso; me estaba excitando y eso no era bueno. luego tendria que satisfacerme yo mismo porque ella se negaba a tener sexo conmigo. ¿Por qué? no lo sabia y eso me jodia. Ella amaba tener sexo, eramos una bomba en la cama y siempre que podiamos follabamos, pero ya no. Tal vez era por los bebés y eso en parte me hacia sentir desagrado hacia los bebés. Yo prometi que iba a estar con ella en esto, que cuidaria y amaria a esos bebés como mio, pero no cuando sentia que me dejaba a un lado. Toda su atencion giraba en torno a los bebés y ni siquiera habian nacido.

—Cortala Megan—gruñí y esta rio dandome la vuelta besando mis labios. gemi al sentir sus pezones traspazar su pijama y los acaricié por encima. Un cambio que trajeron los bebés el cual no me quejo para nada son sus pechos. ¡Joder! Ahora estaban mas grandes de lo que eran y mas sensibles. Solo la acariciaba y la tenia gimiendo deseosa de sentirme. ¡Un paraiso! —Joder nena—gemi mirandola y esta sonrio picaramente sentandose sobre mi.

—¿No que no ibas a levantarte?—preguntó con burla y bajé mi vista a sus pechos. Se veia tan grandes y tan ricos. Moria por sentirlos en mi boca hacerla gemir. —Oye—se quejo dandole un manotazo a mis manos y la miré mal. ¿Seguirá dejandome con las ganas? ¡Joder! Queria hundirme dentro de ella y hacerla gritar y gemir de placer. Queria ver sus par de tetas rebotar sobre mi y rogarme porque se lo metiera todo. Diablos, extrañaba eso.

—¿Seguiras dejandome asi?—gruñi y esta asintio besando mis labios antes de bajarse dejando a la vista mi errecion. —Joder—bufé molesto. ¿Por qué diablos me tentaba sino iba a dejarme que la follara?

—Vistete, nos espera un gran dia—sonrio y la ignoré yendo al baño. Me daba igual sus planes para el día, ahora lo único que quería era una mamada y un trago para calmar mi tensión y mi enojo. —Te espero abajo—dijo antes de salir. Me puse los bóxers y lave mi boca antes de bajar a la cocina. Fruncí el ceño al ver la mesa de la encimera llena de comida. ¿Qué era todo esto? —Siéntate, te prepare el desayuno—sonrío y me senté frente a la comida.

—¿Que quieres?—pregunté confundido y está alzó una ceja. Algo tendría que querer para haberse levantado temprano y haber preparado este banquete de desayuno. Siempre que quería algo me mimaba y yo cumplía sus caprichos. Su último capricho fue una camioneta mercedes Benz color azul y asientos de cuero blanco. ¿Que sera esta vez?

—Nada—respondió y alce una ceja. Eso si que no se lo creía. La conocía muy bien y sabía cuando quería algo. —Solo quiero mimarte bebé, es el primer sábado que amaneces aquí—sonrío y asenti dandole un bocado a mi tostada. Eso era cierto; era el primer sábado que amanecía en la casa. Casi siempre llegaba por la mañana del club. El negocio iban muy bien y ya habíamos abierto tres clubs discotecas en toda Atlanta y pensábamos abrir uno en Miami. No podíamos cogernos vacaciones ahora. Pero odiaba la idea de dejarla sola en casa mientras yo iba al club. Aunque ya no estaba en la vieja vida, tenía miedo que algo malo le pasara y más ahora con los bebés. Tenía casi cinco meses y cada mes era peor porque los calambres y los dolores le impedían caminar y hacer cosas. Por eso quería terminar el negocio para dedicarme a ella por completo. Ella me necesitaba, los bebés también e iba hacer todo lo que estuviera a mi alcance para cuidarlos.

Stone Love {Megan & Riley}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora