Parte III

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Narra Megan:

—Bueno cabrones, me retiro—dijo Chris poniéndose de pie con dos chicas y todos rieron al verlo alejarse. No era el primero que se iba con varias chicas, de hecho era uno de los pocos que quedaban en la mesa.

—Veremos quién lo aguanta mañana—rio Chaz y reí negando. A simple vista se veían que era unos chicos normales, tranquilos, pero no lo eran. Me habían hecho toda la noche reír con sus bromas y sus estupideces. Aun me sorprendía que Riley tuviera amigos como ellos. Digo, eran unos críos como yo de mi edad y Riley tenia treinta. Me lo imaginé saliendo con sus amigos de la empresa, pero no. Estaba en un bar con unos chicos de dieciocho y veinte años. Algo raro, pero Riley se sentía a gusto.

— ¿Nos vamos?—susurró Riley en mi oído sin dejar de mover su mano de mis muslos. Estuvo toda la noche así, con su mano ahí excepto cuando fuimos a bailar que no dejo de posar sus manos en mi trasero dándole varios apretones. Eso me había puesto incomoda, pero en cuanto me dio la vuelta pegándome a su cuerpo haciéndome sentir su masculinidad, deje de sentirme así. Él estaba así por mí, porque lo había provocado con mis movimientos, porque yo le gustaba. No había dejado de recordármelo toda la noche. Estaba tan feliz de estar así con él. Aunque se mostro cortante al principio, ya luego se había relajado y había vuelto a ser un pervertido atrevido. Debía admitir que me encantaba estar así con él, no me importaba dar una imagen equivocada de mí, estaba con él y eso era lo único que me importaba.

—Si—susurré y este sonrió poniéndose de pie jalando mi mano. Cogí su chaqueta y reí al sentir la mano de Riley en mi trasero. Era automático ya para él. Rapido que me ponía de pie, él ponía su mano en mi trasero.

—Bueno cabrones, yo también me retiro—dijo y estos asintieron. –Los veo mañana—dijo y Chaz rio lanzándonos una mirada picara haciéndome sonrojar. No podía creer que él pensara que Riley y yo, bueno eso.

—Adiós Megan—sonrió Alfredo despidiéndose y asentí caminando a la salida con Riley detrás de mí. Miré la hora en el auto de Riley y suspiré. Eran cerca de las cuatro de la mañana y honestamente no quería que esto acabara. Quería estar toda la noche con Riley. Sabía que eso era imposible, pero quería estar con él.

—Tus amigos son muy divertidos—dije y este asintió.

—Son unos pendejos inmaduros—rio y asentí estando de acuerdo. Era unos chicos muy inmaduros, pero muy graciosos. Me lo había pasado genial estando con ellos. De hecho, sus comentarios que me decían cuando Riley iba por bebidas me hacían sentirme más cómoda, más feliz y segura de estar con Riley. Ellos decían que yo era la primera chica que Riley traía a esos clubs, normalmente ellas se le acercan nada más verlo. Eso me había gustado, también fui la primera chica que Riley llevaba a la pizzería de Luigi así que puedo decir que yo era la primera chica que Riley salía de forma seria y eso me agradaba, bastante. — ¿Tienes hambre?—preguntó y asentí con una sonrisa. Sabía a donde iba a llevarme. Estaba segura que la pizzería seria mi lugar favorito. –Bien—sonrió poniendo su mano en mi muslo y jugué con sus dedos. Me encantaba que su mano encajara perfectamente con la mía. Es como si estuvieran destinadas a estar juntas.

— ¿Sabes? Me sorprende que salgas con ellos—dije y este frunció el ceño. –Digo, eres mayor que ellos y es raro—dije y este asintió en silencio. — ¿Son hijos de tus amigos o sobrinos?—pregunté y este rio.

— ¿No pueden ser solo mis amigos?—preguntó y reí negando.

—No sé, es raro—reí y este rio negando. –Pero es bueno, total pareces de la edad de ellos—dije y este me guiñó el ojo haciéndome sonreír. Llegamos a la pizzería y cogí la chaqueta poniéndomela. Ya hacía bastante frio.

Stone Love {Megan & Riley}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora