Me siento con cuidado en la silla acolchonada que esta frente a la cama, el fuego calienta las puntas de los dedos de mis pies y trato de no hacer ningún ruido porque desde aquí puedo escuchar las voces alemanas de los sargentos, no puedo entender muy bien que dicen porque murmuran pero sé que son ellos.
Frente a mi hay un pequeño baúl color café, se ve pulido y tan limpio, llama mi atención y me acerco a él como un imán. Me sorprende que este abierto siendo de Edward, un hombre tan reservado. Abro con mis dos manos la tapa, hay muchos papeles en el, unos muy desgastados y otros lucen como el papel más nuevo que se haya creado. Miro hacia mi derecha, la puerta sigue cerrada y parece que él no va a entrar por ahí dentro de un rato más, mis manos no se contienen y tomo los árboles talados entre mis dedos.
−Para Olivia –leo el destinatario de la primera carta –Para Olivia –leo el segundo destinatario de la carta que le sigue –Para Olivia, Para Olivia, Para Olivia, Para Olivia, Para Olivia, Para Olivia, Para Olivia... Para Olivia –miro la pared hecha de troncos de los más hermosos árboles, él me escribió durante tantos días y, ¿no las envió?
–Nunca las entregaron –tiemblo y giro hacia la puerta con miedo, él esta recargado en el marco observándome –Siempre que pedía que las entregaran me las devolvían, decían que... –agacha su rostro y ríe, puedo verle unos hoyuelos en las mejillas, justo en donde los labios terminan un poco más arriba –Te habías mudado a otra ciudad, muy lejos de ahí, que jamás te encontraron –sube la mirada lentamente, mis piernas siguen temblando y mis manos igual.
–Siempre estuve ahí –susurro y mis uñas se entierran levemente en el papel.
–Lo sé, siempre lo supe –sus manos están guardadas en los bolsillos de sus elegantes pantalones –Pero algo dentro de mi tenía miedo de ir y ver que era cierto lo que ellos decían.
Se da la vuelta y camina lejos del marco de la puerta, yo me quedo ahí sintiendo algo de culpa en mi interior sin saber porque exactamente. Trago el nudo que se formó en mi garganta y dejo las cartas dentro del baúl, lo cierro y camino despacio para la sala, lo veo sentado en el sofá grande.
Juego con mis dedos mientras me acerco despacio, no me mira, solo está ahí sentado fumándose su puro mientras sus ojos están cerrados. Me siento a su lado y él abre los ojos despacio, el humo sale por sus labios y yo lo aspiro.
– ¿Cómo pude creerles? –me pregunta y aprieto mis labios – ¿Cómo pude dudar de mí? –sigo mirándolo fijamente –Ven –estira su brazo derecho encima del respaldo del sofá, pongo mi cabeza sobre su pecho, escucho los latidos de su corazón y mis manos también se acurrucan ahí – ¿Cómo puedo tenerte y dejarte ir tan pronto? –susurra –Tengo tanto miedo de quedarme solo aquí y que tu partas en ese barco –mis lágrimas comienzan a rodar por mi rostro, no puedo hablar porque mi voz se está perdiendo en un mar –Tengo miedo de morir mientras sostenga un arma y trate de matar a otros para defender mi vida, ¿eso tiene sentido? –le da una calada al puro –Jamás pensé que sería así, ¿por qué no puedo vivirla como alguien normal?, ¿por qué tengo que arriesgarla para defender a alguien que no conozco? –pone su mano encima de mi cabello y me pega más a su pecho –En todos estos años sin ti estas han sido las mejores horas que he tenido, quiero que lo sepas, Olivia –cierro mis ojos con más fuerza, quiero que pare de hablar pero amo su voz, ¿por qué todo es tan injusto? –No paro de pensar lo que tú y yo pudimos haber vivido juntos... –le interrumpo.
– ¿De qué estás hablando? –las lágrimas caen por mi rostro como corriente del río amazonas en época de lluvia –Tú me dijiste que saldrías de aquí e irías a buscarme, lo dijiste ahí –apunto hacia la recamara – ¿De qué estás hablando ahora?, ¿estas rindiéndote antes de que esto comience? –mis manos están en su pecho y siento como sube y baja rápidamente.
–Solo tengo miedo, siento mi estómago contraerse de solo pensar en cómo seguiré aquí el siguiente día –habla bajamente –La incertidumbre de no tener el control de lo que me rodea y de lo que me preparara mañana en este jodido lugar, me causa miedo, estoy muriéndome de miedo.
Miro sus ojos, él aparenta por su físico ser un hombre maduro y fuerte, una persona fría que no le importa el bien de los demás y que podría matarte con una sola mano, pero en sus ojos veo aun el niño que temía a la oscuridad cuando iba a dormir, él tiene el mismo miedo que tenía cuando apenas era un niño de cinco años. Ahora le tiene miedo a morir porque una bala le atraviese el corazón o el pecho, ahora el miedo es a algo diferente pero tiene la misma intensidad.
Él se ve tan vulnerable aquí sentado con su puro en la mano izquierda, luciendo como alguien invencible siendo derrumbado poco a poco.
–Vas a salir de aquí –balbuceo –Porque tenemos que buscar la casa en la ciudad que prometiste que me comprarías –él sonríe de medio lado –Lo prometiste por tu vida y lo tienes que cumplir, ¿no eres un mentiroso o sí? –él niega con su cabeza –Vamos a salir de aquí, ambos –con temor las yemas de mis manos acaricias su mano, cierro mis ojos para recordar la sensación y el calor que esta produce.
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N/a: Estoy escuchando la canción "Famous" de Nathan, él es increíble, estoy obsesionada con esa hermosa canción, me inspira muchas cosas (tristes) haha. Tienen que escucharla, en serio, serán 4 minutos con 11 segundos bien invertidos.
Posdata: Gracias por leer y votar en esta historia, espero que su día mejore si va mal, les aprecio mucho. Les deje un gif de Olivia y Edward en el sofá (está en multimedia). xox
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I live for you, Olivia ; harry.
Short Story❝Tus ojos verdes y la Guerra Mundial son lo más frío y hermoso que he visto❞ Prohibida la toma o copia de algún contenido de esta historia. Todos los derechos reservados, 2016 ©