−Bajen, por favor –un hombre de unos 30 años con una gabardina llena de estrellas está frente a la camioneta en la que estamos todas las personas judías –No se asusten –dice con tranquilidad cuando nadie hace ni un movimiento, yo solo veo el humo que sale de sus labios cada que habla, gracias a la combinación de su aliento cálido y el frío de afuera –Los hemos traído aquí porque necesitamos a trabajadores que nos ayuden con nuestras tierras y además estamos poniendo vacunas a los ancianos, solo queremos ayudarles –levanta una mano y se escuchan unos gritos cuando un soldado deja caer sin cuidado la puerta trasera de la camioneta para que bajemos.
−Bajen por aquí –pide el soldado sin amabilidad.
Las personas que están rodeándome no piden explicaciones ni tampoco le cuestionan a los sargentos y soldados lo que hacen, ellos solo siguen instrucciones.
Veo a mamá a mi lado y ella aprieta mi mano con fuerza mientras caminamos, su mirada está en el suelo como la de los demás, sin embargo, la mía no. Veo cuando entramos a un pequeño terreno de tierra cercado, en la puerta este otro soldado que está contando a la gente que pasa.
−Veintiuno... veintidós... −lo escucho susurrar cuando mamá y yo entramos.
Hay cuatro casas pequeñas de madera con soldados en las puertas, pero me llama la atención la casa grande que está en el fondo, esa no tiene soldados cuidándola, ¿será por qué es la última?, también hay otra, esta tiene techo de aluminio y puertas de madera, veo a soldados entrar ahí cargando con máquinas de coser, ¿trabajaremos ahí?
−Deténganse aquí –el mismo sargento que nos dio la "Bienvenida" nos detiene justo en medio de todo el terreno, el cual esta techado.
Las personas sin que se los pidan dos veces hacen caso, nadie se mueve y apenas se escuchan sus respiraciones.
El sargento hace otro movimiento con sus manos, pidiéndoles o pidiéndole a alguien que vaya hacia él. Se escuchan varias botas pisar el suelo con fuerza, las personas quitan la mirada del suelo húmedo y todos vemos a los sargentos parados en frente, entre ellos está ojos verdes, tiene un rostro rígido y una mirada oscura. Algo palpita en mi interior al verlo, no es tranquilidad, no es nerviosismo, no es miedo, ¿qué es?
−Nosotros tres somos los sargentos y los que, en estas tierras, tendrán el control de todos ustedes, trataremos de cuidarlos y protegerlos –sonríe burlonamente y yo no entiendo nada –Cualquier cosa que requieran comuníquense directamente con nosotros y de inmediato les vamos a brindar una solución –quita un segundo su sombrero y vemos su cabello grisáceo, él se rasca la nuca –Van a obedecer lo que amablemente les pidamos, por favor, no vayan a renegar porque tendremos castigos, algo así como en la primaria, ¿qué les parece? –nadie contesta, la mirada de esta gente es oscura y sin vida –Bien –quita la asquerosa sonrisa de su cara –Ahora mismo vamos a conducirlos a sus habitaciones, espero que tengan un buen sabor de boca de este lugar –levanta sus manos al cielo − ¿Qué esperan? –mira a los soldados que no me di cuenta que ahora nos están rodeando − ¡Llévenlos a descansar!
Mis ojos están clavados en ojos verdes, cuando estoy a punto de caminar él me mira desde la plataforma en la que está parado, sus labios se abren un poco y sus ojos igual, como si estuviese asustado de lo que está a punto de pasar.
Mantengo la mirada en él aun y cuando me empujan para caminar, lo miro susurrarle algo al sargento que tiene a su lado izquierdo y él asiente, ojos verdes se da la vuelta y ya no lo veo.
−Camina más rápido –un soldado me da un duro empujón por hombro.
Nos dividen sin tener una base, mamá y yo logramos estar en el mismo grupo y eso me hace respirar con alivio. Nos piden caminar hacia una de las cuatro casas de madera y en la puerta otra vez esta él, su mirada menos oscura y creo que esta buscándome, me encuentra, me observa y no quita su mirada de mí, yo tampoco bajo la guardia y le sostengo este duelo.
No se mueve, solo está de pie en la puerta, de repente me entra algo de miedo cuando me voy acercando a él, no recordaba su altura, lo grande que era, su rígido y duro rostro sin expresiones por ahora. Es como un monstruo atrapado en el cuerpo de un niño.
−Bienvenida –se inclina y susurra cerca de mi oído izquierdo cuando paso por su lado y entro a la casa, mi piel se eriza y el corazón me late con mucha fuerza, mis labios se resecan y mamá no lo ve porque va frente a mí.
Estamos todos adentro y él sube a una plataforma que se encuentra en la casa, estamos de pie y mirándolo. Yo, en especial, le presto mucha atención, ¿por qué?
−Todos, a partir de hoy, van a dormir aquí, no habrá cambios de lugar ni haremos excepciones –me mira a mí, que por cierto, estoy hasta el fondo del lugar, lo que me hace sentir un temor cuando logra ubicarme tan rápido, ¿por qué me mira a mí? –Yo seré quien controle esta cabaña, yo me haré cargo de ustedes –su dura voz le hace perder tantos años de juventud, le aumenta experiencia y guerras –Cualquier cosa que pase aquí –mira a todos, su voz intimidante, su postura rígida y ese poder que carga con solo ser él nos mantiene callados y temerosos –Yo estaré observando y escuchando –pone sus manos detrás de su espalda –Trabajaremos de forma correcta y nadie tendrá problemas, yo no quiero que los haya así que –toma aire por los labios –Acatemos órdenes y les ira bien.
Baja de la base y unos soldados le abren la puerta, él sale sin despedirse o decirnos otra cosa. Escucho como las personas comienzan a murmura cuando las puertas se cierran, miramos a nuestros lados, solo hay literas y a lado de ellas una mesa de madera con un banco viejo.
−Hay que dormir, cariño –mamá me habla tomándome de la mano, yo aún sigo mirando la puerta por donde él salió esperando que vuelva.
Me estira obligándome a girar, ella toma la cama de arriba y yo la de abajo, aun se puede ver algo de luz afuera pero nadie está hablando, nadie tiene una vela encendida, ellos solo están durmiendo porque saben que mañana será un largo día.
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Nota: Muchas gracias por leer, lo aprecio mucho ya que esto es algo completamente diferente a lo que les había mostrado. No me interesa tener 1,000 o una lectora, porque conque un alma me lea para mi lo es todo. Les mando un beso grande, buenas noches. xox
Pd: Deje un gif de Harry buscando a Olivia entre la multitud en multimedia.
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I live for you, Olivia ; harry.
Short Story❝Tus ojos verdes y la Guerra Mundial son lo más frío y hermoso que he visto❞ Prohibida la toma o copia de algún contenido de esta historia. Todos los derechos reservados, 2016 ©