Acorralándola

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Normani Kordei Hamilton se reclinó sobre la silla de cuero y miró a la mujer a la que utilizaría para vengarse.

Al fondo de la habitación, Dinah Jane Hansen mantenía a los empleados del catering ocupados sirviendo bebidas. No llevaba mucho maquillaje, tenía el pelo suelto no muy arreglado y vestía un traje negro y unos zapatos sencillos y poco femeninos. Tenía el aspecto de una mujer de negocios seria, alguien que pretende pasar desapercibida; y parecía conseguirlo, ya que Normani no había visto a ninguno de los altos ejecutivos de la empresa intentando coquetear con ella.

¿Estaban todos aquellos hombres y mujeres ciegos? ¿Era la única que notaba su atractivo? Increíbles ojos marrones, boca carnosa... Con otra ropa, Dinah Jane estaría despampanante, más que cualquier otra mujer de belleza convencional ya que... emanaba una sensualidad poco frecuente. Normani la imaginó con ropa interior de seda, medias de red y zapatos de tacón.

Al darse cuenta de que su imaginación no pasaba de la ropa interior, una leve sonrisa se dibujó en sus labios. Era imposible que una mujer hermosa pasara desapercibida ante ella.

Al cabo de un par de semanas como mucho, Dinah Jane sería una mujer muy famosa en Nueva York. Ya que desde que Normani había hablado abiertamente de sus preferencias, los paparazzi la perseguían constantemente para saber sobre sus nuevas conquistas, la presentaría como su novia, y como tal, su foto aparecería en todas las portadas de las revistas. Los periodistas indagarían sobre el pasado de la misteriosa mujer, y si no conseguían nada, ella se encargaría de dejar unas cuantas pistas. Tras averiguar lo necesario, Normani les había dejado el camino preparado. Desde que la encontró, hacía ya seis meses, todo estaba cuidadosamente planeado para que la joven estuviera en una situación tal, que no pudiera rechazar su oferta. Normani saboreó el momento.

Dinah Jane Hansen era la hermana ilegítima de William Bracey, el responsable de la muerte de su hermana. Ese hombre, era un político rico con don de palabra, cuya prestigiosa reputación se debía a la imagen de su familia tradicional con una moralidad estricta. Era un hipócrita, un seductor de jovencitas y prácticamente un asesino. Will, había preferido dejar morir a Ally entre la destrozada carrocería del coche, antes que llamar a la ambulancia y enfrentarse a un posible escándalo.

La cara de Normani adquirió una expresión grave. A pesar de que ya había pasado casi un año, todavía lo afectaba mucho pensar en la forma, cruel e intencionada, en que a su mejor amiga, su hermana como ellas se llamaban, le habían arrebatado la vida. Los médicos dijeron que quizá hubieran podido salvarla si la ambulancia hubiera llegado antes. Por aquel entonces, Ally estudiaba derecho y, ese verano, había comenzado a trabajar en un proyecto con Bracey... solo tenía diecinueve años.

Ally era una mujer muy guapa, una chica tierna, idealista y confiada. Durante el verano, Normani se había cansado de oír a su hermana hablar de Bracey. Pero no se había dado cuenta del peligro que podía entrañar esa excesiva adoración hacia el politico. Después de todo, era un hombre casado y mayor que Ally. No se le había ocurrido pensar que Bracey era un seductor muy atractivo.

—Señorita Hamilton...

Sin darse cuenta de lo intimidante que resultaba su expresión, Normani vio cómo le ofrecían unos pasteles. La esbelta mano que sujetaba la bandeja temblaba casi imperceptiblemente, pero ella era buena observadora. Dirigió su mirada hacía la curtida cara de Dinah Jane, la suave sombra debajo de los ojos, la tensión de la delicada mandíbula... Sus pestañas eran marrones y largas como las de un niño, y temblaba; ya que estaba desesperada.

Dinah estaba a punto de perder el negocio por el que tanto había trabajado y Normani lo sabía, porque así lo había planeado.

—Gracias —murmuró Normani con un tono un tanto burlón.

The Betrayal -Norminah (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora