Quiero ser tuya.

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Dinah se estiró en la cama. Le dolía un poco el cuerpo, lo que le hizo recordar la noche anterior. Normani... su calor, estaba feliz y quería disfrutarlo.

«Solo es una aventura», se recordó Dinah, no sabía lo que estaba haciendo, se había dejado llevar por el deseo... Pero era una mujer adulta, capaz de tomar sus propias decisiones y, por una vez en su vida, quería vivir el momento, disfrutar...

Abrió los ojos, las cortinas estaban corridas y Normani estaba de pie, junto a la ventana. La estudió detenidamente, era la acompañante ideal y un sueño en la cama... ¿Cómo podía haber pensado que la odiaba? ¿Acaso había querido encubrir la terrible atracción que sentía por ella? Le estaba agradecida por haber insistido, por haber disfrutado, por sentir que había recobrado la seguridad en sí misma.

Sonó el celular, y Normani empezó a hablar en voz baja. De repente, se dio la vuelta y pudo ver su hermosa cara. Normani estaba muy seria, su cara permanecía impasible, vacía.

Su felicidad se desvaneció por un momento, se estaba arrepintiendo... Seguramente se había despertado y había empezado a dudar ¿Era Normani de las que perdían interés cuando conseguían acostarse con alguien? No le había costado mucho seducirla, había sido una presa fácil. Creía que lo tenía todo bajo control, que podía afrontar cualquier cosa, pero en cuanto vio su cara, volvió a sentirse insegura, humillada, dolida.

—¿A qué hora es el desayuno? —le preguntó cuándo terminó de hablar por teléfono.

Normani se dio la vuelta, seguía seria. Dinah notó la tensión en su cara. Luego, forzó una sonrisa.

—Me temo que te has perdido el desayuno. Es casi la una.

Dinah se quedó desconcertada, se sentó en la cama y, al hacerlo, sus senos desnudos quedaron al descubierto. De repente, se sintió incómoda y tiró de la sábana para cubrirse.

—Deberías haberme despertado.

—¿Para qué? ¿Para ir de excursión bajo la lluvia?

—¿Disculpa?

Le costaba afrontar su mirada, el sentimiento de culpa, de dolor, aumentaba al mismo tiempo que su rabia ¿Por qué no la había dejado sola? ¿Era esa la forma de castigarla por ser tan insolente con ella? Dinah ya no sabía cómo era, ya no la conocía, no sabía nada sobre ella. Su orgullo era la única defensa para ocultar su confusión.

—Los invitados que se alojaban en el hotel vinieron y la mayoría de ellos se han ido a una excursion al lago. Debe de ser la costumbre. Les dije que estabas cansada por el viaje...

—¿Que dijiste qué?...

—No me gusta la humedad, ni las excursiones —le dijo intentando evitar su mirada, parecía nerviosa.

—Creía que podrías aguantarlo. Después de todo, has venido aquí para estar con esta gente.

—Es una pena que no me avisaras de lo de la excursión, pero no tengo nada que ponerme —Dinah luchaba por mantener su voz impasible—. Debemos parecer las peores invitadas. Llegamos tarde, nos llevamos el coñac y yo sigo en la cama.

—Ted Harrison es un político poderoso, solo quería que viniera para convencerme de que apoye su próxima campaña —dijo con sequedad—. Podríamos pasarnos todo el fin de semana en la cama, a él le daría igual.

—No pretendo ofenderte, Normani —le dijo mientras se ponía su camiseta—. El sexo fue una buena forma de pasar el rato, pero no pensemos que puede entretenemos todo el fin de semana.

The Betrayal -Norminah (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora