VIII

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—¿Por qué estás triste? —Hani se me acercó, inclinándose para poder verme de frente. Me pasó mi celular y yo lo agarré fuertemente con una mano.

Quiero descargar mi tristeza, pero no solo por favor...

—Oye... no llores... —la pequeña agarró mi rostro entre sus manos y buscó una forma de mirarme directamente, sin embargo, no dejé de sollozar sin control. Ella no lo logró.

Cerré los ojos negándome a ver en la dirección de hyung nuevamente mientras Heeyeon me jalaba las mejillas.

—¿Recordaste algo triste? —preguntó.

Gimoteé y asentí, no es exacto a lo que pasa pero sí es parecido, porque acabo de ver algo triste.
 
Sentí un nudo en la garganta, una fuerte presión en el pecho y la respiración demasiado densa. Me temblaba el labio inferior y mis mejillas de ser tironeadas pasaron a ser acariciadas. Quiero a mi mamá.

Quiero un abrazo de mi mamá, una caricia suya en mi cabello y sus susurros en mi oído dándome consejos.

Mamá, ¿a qué hora llegabas los jueves a casa? De verdad que quiero estar contigo. Me siento tan mal.

Seguí llorando, y tratando de no hacer demasiado escándalo. Me cubrí el rostro con las manos para tratar de frenar todas las lágrimas que se negaban a dejarme en paz.

Quiero mi cama. Quiero mis sábanas. No quiero estar aquí.

La niña había acercado algo a mi boca, lo estaba presionando contra mis labios sin dejar de insistir. —Los dulces alegran... —se quedó callada—, al menos a mí me alegran —murmuró, así que entreabrí los labios son pensarlo mucho y acepté el rectangular dulce de gomita dentro de mi boca para luego masticarlo.

Esta es la primera vez que mezclo algo dulce con algo tan amargo.

—¡Bebé!

Vi cómo los pies de Hani volteaban en otra dirección —sólo vi sus pies ya que yo miraba en todo instante hacia abajo— y se alejaban con rapidez.

—¡Mami! —escuché a Heeyeon gritar.

Me puse de pie tan rápido como pude.

¿Está mal que me vaya así de la nada, sin despedirme de Hani y de su mamá?

Perdóname, perdónenme de verdad, pero, no puedo seguir más aquí.

Agarré con prisa mis cosas —que había dejado a un lado cuando comencé a hablar con Hani— e incapaz de esperar más, me eché a correr hacia el departamento.

Papá, esto duele tanto. ¡Tanto!

No quiero más, lastima mucho. Me pican los ojos y siento que mi garganta quema al estar plagada de grititos y sollozos constantes, mis piernas se sienten tan débiles al correr. Me he doblado los tobillos cuatro veces ya y estuve a punto de caer de cara al piso hace menos de diez segundos.

Esto horrible, mamá.

Sentí un leve alivio al ver que ya había llegado al edificio al fin. Entré rápido y sin ganas de esperar el ascensor me dispuse a subir por las escaleras. Tampoco fui corriendo porque no quería llegar más agotado de lo que ya estaba.

No pude dejar de llorar mientras subía, salían lágrimas sin que yo lo quisiera y no las pude frenar en ningún momento. ¿Por qué?

¿Por qué Hobi pasó a ser de los que no sienten sinceramente sus acciones? ¿Es fácil besar a cualquiera? ¿Me besaba sin motivos, porque le daba la gana?

Creí que los besos debían tener un significado profundo.

Supuse que los besos se les daba a quien uno ama.

Yo soy especial [HopeV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora