Capítulo IV.

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Kyungsoo se recostó en su cama, aún sin creer lo que había pasado durante ese loco día. A pesar de que había vomitado, se sentía cansado y Chanyeol lo había obligado a aceptar su compañía hasta la puerta de su casa, había algo en sus pensamientos que no le dejaba quejarse abiertamente, algo en su interior revoloteaba, y ese algo tenía nombre y apellido: Lee Eunseok.


Esa mañana llegó temprano a la escuela. Im y Kim acostumbraban a llegar justo a la hora, y le tomó por sorpresa encontrar a Lee ya en su asiento. Antes de que llegaran sus amigos, Lee se acercó y ambos intercambiaron cuadernos, Kyungsoo lo abrió porque la primera clase era historia y quizá alcanzaría a resolver uno que otro ejercicio, pero cuando lo abrió, vio que los deberes de ese día ya estaban resueltos, y no pudo evitar mirar a Eunseok un poco confundido.

—Ah, pensé en avanzar, pero al final los terminé todos. —Sonrió Lee. —Igual revísalos. Puede que me haya equivocado en algo. —Eunseok fue a su asiento con esa encantadora sonrisa sobre los labios que le ponía más que un poco nervioso, asique bajó la mirada, eligió mirar su cuaderno para intentar ocultar la ridícula emoción que sentía, pero por más que lo intentara, no podía suprimirla, porque la letra de Lee por sí sola le hacía sonreír también. Elevó la vista y se encontró con los ojos del otro, que aún lo observaban con detenimiento.

—Gracias. —Musitó lo suficientemente alto como para que éste le escuchara. Kyungsoo se sentía un poco culpable por los deberes de Lee, pero era muy probable que a él no le importara.

Ese fue uno de los días más tranquilos que Kyungsoo había tenido. Por lo que dijo el profesor, Dongsi se había ausentado por fiebre, y a Kim no le apetecía molestarlo solo, además de que Lee estuvo todo el día distrayéndolo con otras cosas que no concernían a Do. A la hora de almuerzo, comió solo en el salón. Desde hacía mucho que no tenía tanto tiempo para sí mismo, lo único que lo tenía un poco preocupado (por la costumbre, quizás) era sentir risotadas en los pasillos, porque cada vez que oía voces masculinas acercándose, empezaba a comer más rápido, bueno, más bien a tragar sin masticar nada mientras un nudo se le hacía en el vientre. Al final, terminó más rápido de lo que tenía planeado y eso le estaba causando un poco de dolor de estómago. Gruñó y se regañó a sí mismo cuando vio debajo de su camisa un pequeño bultito que marcaba su panza, no era grande, pero a él le molestaba porque juraría que se notaba demasiado.

Cuando terminaron las clases, se quedó en su asiento. El día anterior había planeado juntarse con Chanyeol por lo de las pastillas de menta, pero mientras todos se retiraban, Lee se quedaba sentado. Cuando Kim le preguntó por qué no se iban juntos, Lee le dijo Tengo que encargarme de algo; Kyungsoo vio la media sonrisa de Kim antes de que se fuera. Eunseok solía hacer pensar a los otros chicos de que le haría algo a Kyungsoo, pero nunca lo hacía.

Cuando el salón sólo los acogía a ambos, Lee le sonrió desde su pupitre.

—Sueles irte temprano, ¿tienes algo que hacer? —Kyungsoo recordó las palabras que había escrito Eunseok en su cuaderno, asique lo miró.

—Estoy esperando a alguien, pero aún falta para que llegue. —Contestó. Lee parecía muy feliz, porque aunque a Kyungsoo le costara hablar todavía con él, se esforzaba en hacerlo de todas formas.

—Ah, ¿un profesor? —Kyungsoo negó. —¿alguien de otra clase? —Asintió. —¿un amigo?

—No, es un conocido. —Do bajó la mirada y cerró su cuaderno, guardándolo en su bolso. Siempre le costaba sostenerle la mirada a Eunseok, le hacía doler el estómago.

—Kyungsoo, mírame. —El aludido elevó la mirada, Lee se había acercado a su pupitre. Le miraba fijamente, sonriendo. —No lo entiendo, ¿por qué eres así? —Kyungsoo pensó en algo que pudo haber hecho para que Lee dijera eso, pero no había razón. —Siempre pienso en lo genial que eres, Dios, me gustas tanto. —Antes de que pudiese reaccionar a nada, su rostro fue tomado por las frías manos de Eunseok, lo que le encendió las mejillas y le hizo palpitar el corazón como loco. Lee lo hacía sentirse loco. Entonces se besaron, Eunseok se apoyó con una mano en su pupitre y con la otra acariciar su nuca. A Kyungsoo le dio un escalofrío, pero seguía siendo un momento mágico, era tan perfecto que llegaba a ser irreal, y era el sueño más dulce cuando correspondía los besos. Porque no era primera vez que se besaban, pero sí era la primera vez que lo hacían por tanto tiempo, tan profundamente y si ser interrumpidos. Tan bello. Kyungsoo sintió cómo por primera vez tenía contacto con la lengua de Lee, y eso le sorprendió un poco, pero más le sorprendió cuando se dio cuenta de que le gustaba sentir ese cosquilleo en la barriga, por fin ya no le dolía tanto. Cuando se separaron, cruzaron una sonrisa.

Speechless »ChanSoo«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora