Capítulo VIII.

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No podía creer que le hubiese contestado a Chanyeol, usualmente se daba el lujo de expresarse con personas de confianza, con aquellos que tenía la seguridad de no ser molestado por sus tartamudeos, y ese número de personas era tan reducido que podían contarse con los dedos de una mano, sin embargo, ahora el número crecía hasta seis gracias al peliplata. En la lista de personas con las que podía hablar se destacaban sus padres, su amigo de la infancia, su madrina y Lee Eunseok, el mismo que ahora estaba dentro de la oficina del director junto a Im Dongsi y los tutores de ambos. Ah, y su teléfono celular.

El entrenador se lo pidió como evidencia antes de entrar junto a los chicos, y no pasaron muchos minutos hasta que vio adultos ingresando a la oficina con el mayor rostro de preocupación, por su parte, Kyungsoo debía esperar sentado afuera hasta que su madre llegara para hablar con el director, y eso era lo que hacía en ese momento. El silencio del pasillo hacía que la tensión aumentara, porque de repente oía las exclamaciones de los adultos dentro de la oficina, y eso era algo que no le gustaba.

Mientras tanto, se limitaba a sobar el brazo que se rasmilló con la caída que tuvo cuando le rasgaron el bolso, ya no sangraba, pero el escozor de repente le daba comezón y tenía que evitar rascarse para no volver a hacer daño. El raspón, además, era grande y si no fuera porque estaba seguro de que sus padres se enterarían de lo sucedido a boca del director, ahora mismo estaría inventándose una excusa para que no se preocuparan. También tuvo tiempo de sentirse culpable por lo que le había pasado a Chanyeol, estaba seguro de que el peliplata seguiría restándole importancia, pero Kyungsoo no podía olvidar que por su culpa el más alto no podría participar en los partidos para los que tanto entrenó, seguro y Baekyun también lo odiaba por eso. Necesitaba disculparse con ambos.

—¿Kyungsoo?— la de su madre le hizo alzar su mirada para encontrarse con su rostro preocupado, no era para menos, era inusual que el director quisiera hablar con ella tan de repente— ¿Qué pasó? El director me dijo que necesitaba hablar algo urgente conmigo.

—Debemos esperar acá hasta que nos llamen.— repitió el chico las instrucciones que el entrenador le había dicho. Ella le miró escrutadora.

—Kyungsoo, ¿te metiste en una pelea? Si lo hiciste dime ahora y prometo no enojarme, prefiero escucharlo de tu boca que de otra persona.— El chico negó. Si él pudiera decirle ese tipo de cosas a su madre, ya lo hubiese hecho desde que todo comenzó.

La mujer, que era tan paciente y calmada como Kyungsoo, aceptó su respuesta y tomó asiento en silencio al lado de su hijo. Era tan incómodo, que los minutos pasaron a ser años, y gradualmente ambos comenzaron a ponerse nerviosos y ansiosos, esperando que todo terminara rápido. De repente, la puerta de la oficina se abrió, y como si tuviesen un resorte en los glúteos, ambos se pusieron de pie, viendo como los chicos que antes estuvieron dentro salían acompañados de sus padres. Los adultos hicieron reverencias a los Do apenados, mientras que Dongsi sólo se fue haciendo una morisqueta y Eunseok se detuvo a mirar a Kyungsoo, cuando sus ojos se encontraron, el chico sólo sonrió con tristeza, causando aún más dolor en el corazón del más bajo. Lo más seguro es que al día siguiente el director hablara con los padres de Chanyeol y de Kim Yonho, porque ahora ambos estaban en el hospital, el mismo lugar donde seguro Dongsi se iría a arreglar la nariz rota.

La madre de Kyungsoo, que no entendía nada, sólo correspondía el saludo de los padres por cortesía, mientras que su hijo sólo hacía movimientos tratando de calmarlos, porque la mamá de Eunseok quería parecer llorar. Kyungsoo pensó que esa era la peor manera de conocer a los padres de la persona que te gustaba.

—Lamento la espera, señora Do. Pueden pasar ahora.—El director se asomó por la puerta con una sutil sonrisa cordial que invitó a los Do a pasar. El entrenador seguía dentro.

Speechless »ChanSoo«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora