*** De encuentros, caminos e inicios***

169 9 11
                                    


Disclaimer: Fairy Tail, es obra de Hiro Mashima. He tomado prestado sus personajes y algunos lugares, para dar rienda suelta a mi imaginación, que no es mucha, ni buena.

Aclaraciones:

"pensamiento"

Narración

|One|

+°°+

*** De encuentros, caminos e inicios***

+°°+

La luz solar de media tarde ilumina la ciudad de Alvares, a excepción del lugar desprovisto de vegetación o alumbrado. Sembrado de pavimento, altos edificios que no dejaban que la luz solar se asentara en las callejuelas asfaltadas, llenas de líquido negro maloliente, mezclado con otras sustancias. Cajas vacías u otro tipo de recipientes se hallan arrinconados en las paredes. Todo en aparente calma. Silencio nada usual, o ¿quizás sí?

Una rubia de baja estatura camina por las estrechas, poco iluminadas calles de Alvarez, pero no entendía cómo es que había llegado a ese callejón en primer lugar.

La mujer desorientada aparentaba menos edad del que tenía en realidad, su cara y contextura ayudaban a corroborarlo. El rostro lozano, de tez blanca libre de maquillaje, guardaba en el unos verdes, lindos y grandes ojos. Delgada, de caderas anchas y bien formadas al igual que sus piernas, cintura pequeña y vientre plano con un pequeños rollitos que se alojaba en el área abdominal, no se notaba gracias a las anchas prendas que vestía.

Todo en ella era armonioso conforme a su estatura, solo los pechos los tenía en medidas más pequeñas que de las mujeres promedio.

Cuando decidió viajar para tomarse un descanso de su vida en la mansión Dreyar, no imagino que terminaría perdida en las calles de la capital de Alvarez.

Suspiro derrotada por décima vez en lo que iba de la hora. Siguió la callejuela hasta el final, con la esperanza de encontrar en la calle adyacente un indicio que la ayudara a orientarse. No es que tuviera una mala orientación, solo sufría de un severo caso de distracción, es decir, su atención se desviaba de su objetivo original con facilidad y más si era para conocer lugares que le eran desconocidos.

Mera curiosidad infantil.

Mavis Vermilion estaba perdida y agotada.

Llegó ayer por la mañana al continente, puesto que tomo el vuelo de Magnolia al anochecer. Cuando llegó, se dirigió hacia el "hospedaje" que le recomendaron, en un lugar tranquilo y nada más tranquilo que la casa de una vieja conocida y amiga; cerca al bosque y alejado del bullicio de la ciudad.

Ahora, lejos del pacifico y hermoso lugar, se encontraba en un barrio desconocido de callejuelas sucias y sobre todo vacías. Llegó al final de la calleja, se dio cuenta que no había salida. Otro suspiro y volvió sobre sus pasos. Probó por otra vía y nada. Sentía que transitaba en un laberinto sin salida.

Laberinto...

Con la vista en el piso sucio y pestilente, derrotada, chocó contra un área dura. El golpe la hizo rebotar, retroceder y caer. Aturdida levanto la vista encontrándose con unos ojos negros que la miraban sin expresión, se levantó de golpe por la impresión que le causaron aquellos orbes. Ya parada sin saber que hacer exactamente, inspecciono al hombre que estaba frente a ella.

Tenía el cabello negro y largo amarrado en una coleta baja. Su rostro era inexpresivo, con una barba crecida de varios días, pequeñas y poco marcadas arrugas en la frente y en la altura de los ojos, acompañadas de ojeras, unas muy pronunciadas. Era de estatura promedio. Sus ropas viejas, descoloridas y un poco sucias.

CORAZONES ENTRELAZADOS  ―[Hiatus] ―Donde viven las historias. Descúbrelo ahora