***De espionaje, palabras y soledad ***

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***De espionaje, palabras y soledad ***

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Disclaimer: Fairy Tail no me pertenece, Hiro Mashima es el troll que lo ha creado para, alegría y desesperación, nuestra.

Aclaraciones de lectura:

Narración

"pensamiento"


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Llegó con el saco vacío.

Fue una salida infructuosa, sin nada que le reportara ningún tipo de beneficios. De todos modos el lugar donde buscó no era uno que le brindara las mejores "cosas perdidas" que de cierto modo, le servían de sustento, pero representaba un lugar perfecto para encontrar información que le pudiera servir, eso, y otras "cosas", que solían entretenerlo de vez en cuando.

Y lo que topo con él en esos callejones fue sin duda lo menos inimaginable.

Extraño e inquietante.

Curiosidades que uno se encuentra en las calles de Alvarez.

Sentía un ligero presentimiento de que algo malo iba a pasar. "Como esa vez". Decidió no prestarle atención, después de todo nada puede ser peor que estar en prisión.

"No. hay algo peor, siempre hay algo peor". Se recordó a sí mismo.

Ayer fue el día menos productivo en sus actividades recolectoras. Hoy no planeaba fallar, pero cambiaria de sector. No. No era buena idea, demasiado peligroso siquiera acercarse al centro de la ciudad.

No con su aspecto.

Estaba destinado a ser echado a patadas, encerrado en una celda. La apariencia, su actitud y sus antecedentes eran boletos gratis hacia el "tren de la diversión", llamado prisión.

¿Cómo es que había pasado de ser un profesor universitario a un vagabundo?, fácil. Estar en el lugar y hora equivocados.

Lo mejor era quedarse a ordenar sus "tesoros". Tanto, objetos, como información. Sería un día libre, uno en donde no comería. Esperaba que Ooba-sama se conmoviera y le diera un poco de alimento.

"Tranquilidad, Zeref Dragneel, necesitas tranquilidad". Se repetía constantemente a modo de mantra.

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Despertó con la decisión de entablar amistad con el misterioso vagabundo. Vagabundo no, Zeref, como le había dicho que se llamaba.

Ooba-sama iba a darle la información que necesitaba, pero debía de pedírsela de forma sutil o sospecharía y no quería participar de un interrogatorio, donde la que se sentara en la silla acusatoria a la luz de una lámpara, fuera precisamente ella.

Se vistió de forma simple: una camiseta corta, tejanos sueltos, zapatos bajos.

Bajó a la cocina a desayunar y se encontró a la dueña de casa y a una sonriente Mirajane, la saludaron y tomaron los alimentos más importantes del día. Todo con total calma y silencio.

La conversación que tuvieron ayer, dejaba mucho que pensar a las dueñas de casa. Pero amablemente, no sacaron el tema a colación.

No desplegaría su interrogatorio sobre Zeref esa mañana, sería muy sospechoso, de todas formas primero quería averiguar sobre lo que vio ayer; es decir, ver si volvía a ver al esbirro de Iván. Para ello se hizo una trenza y lo recogió en un moño bajo, se puso una gorra y lentes oscuros, como toda buena espía. No era la mejor indumentaria, pero quizá no llamaría la atención.

CORAZONES ENTRELAZADOS  ―[Hiatus] ―Donde viven las historias. Descúbrelo ahora