Jess soltó una exclamación cuando no pudo mantener el equilibrio y el peso de la moto terminó por llevarla al suelo. La máquina de metal le aplastó la pierna derecha y, aunque intentó, no pudo salir de debajo. Se encontraba más herida y cansada de lo que había creído. Le dolía todo el cuerpo y la cabeza le zumbaba. Cuando su vista comenzó a nublarse, alcanzó a ver cómo algunos agentes corrían hacía ella.
***
Derek había reconocido la voz de Zac al teléfono, solo había pronunciado tres palabras y el bastardo había conseguido helarle la sangre. Conozco tu secreto. Por eso había dejado a Jess sola, para ir a detener a Zac antes de que pudiera contarle algo a La Víbora. Era más que obvio que si se lo había comunicado él primero, esperara algo a cambio con tal de guardar la información. Sin embargo, Derek no estaba seguro de a qué secreto se refería.
Desde un teléfono público llamó a su madre, pues lo primero que se le ocurrió fue que su verdadera identidad había quedado descubierta, pero su madre le había confirmado que se encontraba perfectamente. Lo segundo que pensó fue que quizás, Zac sabría que le estaba mintiendo al jefe respecto a Jess. No, eso no podía ser porque había sido muy cuidadoso. El hecho de que fuera un centinela le permitía estar cerca de ella sin levantar sospechas, pero también sabía que el tipo era muy perspicaz. Le costó trabajo, pero consiguió entrar al cuartel y ver a sus compañeros sin parecer nervioso.
—¿Han visto a Zac? —cuestionó entrando a una de las salas destinadas a los Diamantes.
—Fue a cazar con Parish —contestó un tipo de cabeza rapada. Derek no recordaba su nombre.
—¿Hace cuánto?
—No soy su madre —ladró el tipo en respuesta.
Derek apretó los puños y se fue de ahí sin decir nada más. Marcó el número de su compañero, pero este no contestó. Si el jefe no había pedido verlo quería decir que todo estaba bien. Al menos tan bien como podía estar con la incertidumbre ya carcomiéndole la razón.
¡Carajo!
***
Cuando abrió los ojos sintió como si el techo se inclinara sobre ella, como si la superficie donde se encontraba tendida girara. Sus manos se cerraron en puños y estrujaron la sábana con fuerza hasta que el mareo pasó. Tras eso, una punzada de dolor le recorrió la cabeza. Respirando pausadamente se enderezó y su cuerpo protestó al instante.
—¿Los tienen? —Su voz sonó como el maullido de un gato enfermo.
—¡Dios, Jess! ¿Cómo te sientes? —preguntó Kate con una evidente angustia maternal.
—Creo que mi cabeza tiene un latido propio.
—Sí, era de esperarse. Esos desgraciados te dieron un buen golpe, pero el médico ha descartado cualquier daño grave. —Kate estiró la mano hacia su sobrina, pero la apartó antes de llegar a tocarla. Jess le escrutó el rostro, la angustia de Kate era demasiado para lo que estaba pasando.
—¿Qué sucede? —inquirió Jess en tono duro.
Kate hizo una mueca.
—Yo solo... me preguntaba si tu... realmente estás bien. Lo que pasó ahí debió ser muy duro para ti.
Al principio Jess no comprendió a que se refería. Si, los Diamantes habían dado una buena batalla, pero el intercambio de puñetazos y patadas había sido como luchar contra sus agentes en los entrenamientos.
Y entonces lo supo. El muchacho de ojos avellana...
Recordó sus manos sostener con fuerza el tubo metálico y el sonido que había hecho el cráneo del tipo tras su golpe. Recordó la manera en que el sujeto había quedado tendido en el suelo, sin fuerzas y con los ojos en blanco. Se miró las manos. Lo había matado. De pronto sintió como si le faltara el aire. No imaginó que el tomar la vida de alguien más se sintiera de esa manera, como si se ahogara. Había algo retorcido en el hecho, aun tratándose de alguien que lo merecía. Estaba segura que aquel muchacho no hubiera dudado al tener la misma ventaja, si ella se lo hubiera permitido estaría muerta. A pesar de eso, lo que sentía Jess en ese instante no era remordimiento, pero tampoco triunfo. Reprimió las náuseas que le produjo ese pensamiento.
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Sin corazón | Legado de sangre I
General FictionA Jess Black le arrebataron a su familia y, para cobrar su venganza, está dispuesta a perder su corazón también; a menos que encuentre a alguien que le muestre otro camino, pero... ¿quién podría amar a alguien que no tiene corazón? ****** Créditos d...