Capítulo 1: Boda.

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Liam y Stiles caminaban alegres por los pasillos de la preparatoria de Beacon Hills, Stiles soltando su diarrea verbal y Liam riendo cada tres segundos por los chistes que hacía su amigo. Liam cambió de repente a su modo de vieja cotilla que Stiles ni siquiera sabía que tenía hasta que se conocieron a fondo.

- Oye, ¿te enteraste de lo de Derek y Braden? - Liam le comentó a su amigo mientras salían a la calle y se dirigían al Jeep, Stiles se esforzó por no parecer interesado así que no le dirigió la mirada a Liam y sólo hizo una mueca. Cada vez que escuchaba la palabra "Braden" quería vomitar, o llorar.

- No, ¿qué pasa con ellos? - Stiles jaló de las correas de su mochila con nerviosismo y apresuró el paso al auto, Liam lo alcanzó rápidamente y le soltó la bomba.

- Se van a casar.

Stiles paró en seco. Liam lo miró con el ceño fruncido y el otro solo lo miró con los ojos abiertos como platos y la boca ligeramente abierta.

- ¿C-casarse? - Stiles suplicaba internamente que Liam se lo negara y le dijera que solo había sido una broma, que Derek nunca podría mantener una relación matrimonial con nadie. Pero eso no fue lo que pasó.

- Sí, dentro de tres meses. - Liam se encogió de hombros y continuó el camino hacia el Jeep, mientas su amigo se quedó parado a unos metros mirando a la nada.

"Se van a casar" pensó Stiles. "Tres meses. Solo en tres meses."

Algo se rompió dentro de Stiles y lo sintió como si lo hubieran pateado miles de veces en el estómago, dejándolo con la respiración agitada, suplicando por aire. Y decidió que ya estaba harto.

Stiles ya estaba harto de ver el brazo de Derek rodear la cintura de Braden en las reuniones en el loft, o de encontrárselos por casualidad en el centro comercial besándose mientras bebían café, o cuando se preparaban para salir a enfrentar algún nuevo peligro y se besaban largamente, ignorando el dolor del adolescente hiperactivo, o de todos sus momentos románticos, donde ambos se ponían asquerosamente cursis. Sí, Derek Hale siendo cursi. Y Stiles lo odiaba... pero solo porque no era cursi con él.

- ¡Stiles! - le gritó Liam y lo sacudió, sacándolo de su mente. - Amigo... ¿estás llorando? - Stiles se soltó del agarre de Liam y llevó como resortes sus manos a sus mejillas, sintiéndolas húmedas al instante. Se limpió inmediatamente y sacó las llaves del Jeep. - ¡Espera! Oye, ¿qué te pasa? ¿Por qué lloras? ¿Te sientes mal o...?

- ¡No, Liam! - Stiles de verdad no quería gritarle, pero no pudo evitarlo, Liam le miró enojado y el mayor solo negó. - Lo siento yo... debo irme, otro día nos vemos, ahora tengo cosas que hacer. Lo lamento.

Stiles subió rápidamente a su Jeep, ignorando todos los gritos y preguntas de Liam y cuando este trató de abrir la puerta del piloto, Stiles puso los seguros y salió despavorido a la calle, alejándose de la preparatoria y dejando a su amigo extrañado por el intenso y desagradable olor de su tristeza.

Stiles ya estaba solo y ya no le importaba nada, aparcó en un callejón peor que hombre ebrio y empezó a desahogarse. Gritaba y lloraba, sus lágrimas corrían por sus mejillas cual cascadas y el solo golpeaba lo que se atravesara por su borrosa visión: el volante, el asiento, el tablero.

- ¿Por qué, Derek? - Stiles apoyó su cabeza en el volante, sollozando. - ¿Por qué tengo que amarte tanto? ¿Qué es lo que me haces? Te amo... tanto que duele... duele mucho...

Stiles lloró por más tiempo, hablando solo y gritando como niño pequeño haciendo un berrinche.

Si alguien hubiera pasado entonces y lo hubiera visto, hubiera pensado que el chico estaba demente, que se había escapado de la Casa Eichen o algo por el estilo. Y tal vez estaba loco, pero no como los pacientes de la institución mental.

Pero Stiles ya no quería estar loco, y menos por Derek Hale. Quería ser feliz, pero se dio cuenta de que jamás podría serlo a su lado, quería tener a alguien a quien darle las buenas noches y besarlo antes de dormir abrazados, pero aunque quería con todo su corazón que fuera Derek, sabía que jamás sería posible. Derek era feliz con Braden, y no podía cambiarlo, no podía hacer nada. Solo dejarlos en paz.

Solo dejarlos...

Stiles tomó una decisión, se secó una última lágrima con brusquedad y arrancó su Jeep de nuevo.

Horas después, ya de noche, en la casa de los Stilinski había un cuarto con los armarios vacíos, y en el tapete de la entrada un montón de cartas, y la que más destacaba era la que ponía:

Para: Derek Hale.
De: Stiles Stilinski.

*-*-*-*
heyheyhey 7u7r
Pues la verdad encontré un poco de inspiración y he decidido continuar la historia por ahora,
gracias por leer.

- Isxac Lxhey

Mancha De Tinta [sterek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora