Thomas dejó de respirar por unos segundos luego de escuchar a Newt decirle aquellas cosas. Su corazón fue disminuyendo la constancia de sus latidos hasta el punto en que creyó que se había detenido por completo, pero solo fue por un instante, y retomó sus palpitaciones a una velocidad que no podía considerarse normal, ni siquiera humana. Era casi intolerable para el castaño.
Por un momento creyó que todo eso había sido un reflejo, algo creado por su imaginación. En verdad le resultó difícil digerir aquellas palabras. Jamás hubiera contado con que Newt reaccionaría de esa manera y diciendo tales cosas que, en el momento, a Thomas le resultaron más que absurdas y desatinadas. Una reverenda estupidez a sus oídos.
Newt no sonreía pero su rostro expresaba tanto cinismo que Thomas sintió que se le revolvía el estómago de la furia.
Miles de emociones invadieron su pecho. Iba desde sentir ira a sentirse, por alguna extraña razón, dolido por las palabras de Newt. No quiso perder el tiempo en descifrar aquellos sentimientos y solo optó por ocultarlos e ignorarlos.
Se abstuvo de decir cualquier cosa. Sabía que si abría la boca solo lograría hundirse aún más en aquella confusión.Creyó que ya había sido suficiente. Se rebajó a mendigar por atención y terminó siendo cruelmente burlado. Había sido un tonto y ahora el rubio creería que a él le gustaban los chicos.
Idiota, idiota, maldito idiota. Se reprendió.
Pronto se encontró pensando que estaba bien que recobre la cordura, que recoja lo que queda de su golpeado decoro y que salga huyendo de ese lugar.
Luego de unos minutos, cuando, con mucho esfuerzo, logró salir del letargo; dejó a un lado su manzana a medio acabar y sus ojos se atrevieron a buscar la mirada de Newt. Su expresión era en blanco. Thomas le sonrió sin una pizca de simpatía, se puso de pie y sacudió sus ropas dispuesto a marcharse.
—¿A dónde vas? —Le preguntó Newt totalmente desconcertado.
Él aún no estaba listo para seguir, aún no había acabado su comida y también quería descansar un poco más.—Lejos de tu arrogancia. —Le contestó simplemente. Usó un tono tan calmo y tan fastidioso a la vez, que Newt frunció el ceño y entornó la mirada sin comprender la actitud de su colega.
—¿Qué? —Quiso escuchar otra explicación —. Hey ¿Por qué estás...
—¡Shuck! —Le interrumpió. A Newt le pareció tierno que Thomas usara los típicos insultos ordinarios de Minho y quiso reír por eso pero se contuvo creyendo que no era el momento más adecuado—. Cierra la boca. No quiero escucharte más. —Le dijo irritado sin siquiera intentar encubrir el enojo en su voz. Ya estaba harto del rubio y el coraje brotaba a raudales en sus palabras—. Hasta más tarde. Nos vemos en el Área.
Dicho eso, comenzó a alejarse. Newt vio impotente como Thomas dio la vuelta y se fue pero, creyendo que era lo mejor, no hizo nada para detenerlo.
El castaño emprendió una caminata rápida en busca de soledad, de descanso y lejos de la irritante altivez de su rubio compañero.
Iba desconcertado, dándole vueltas a todo. Un poco corriendo y un poco caminando. Irritado. Sin dejar de pensar en las palabras de Newt ni un solo segundo. Todo eso lo descolocó de una manera tan brusca que, cada diez pasos, debía atajarse a sí mismo para no volver y golpear al rubio hasta que cada gota de ira desaparezca de su pecho.
Es un tonto. Pensó por quinta vez cuando se perdía entre las majestuosas paredes del Laberinto. Yo tampoco soy un maldito marica. Se dijo a sí mismo irascible. Pronto se encontró en un nivel tan alto de cólera que no supo cómo denominar y solo supuso que estaba empezando a odiar a Newt, odiar su tonto ego y odiar, con más fuerzas que antes, el estúpido beso que le dio dos días atrás.
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Detrás de los Muros /Newtmas/
FanfictionLuego del destierro de Ben y el incidente con Alby: Minho y los demás corredores se rehúsan a volver al Laberinto. El Encargado ha decidido retirarse de su cargo dejando al no tan experto Thomas al mando. Newt no quiere dejar solo a su amigo y reto...