Capítulo 1- Dulce Madre

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Nunca creíste qué harías lo posible por sobrevivir hasta que caíste en este infierno, esta acción nació del deseo de morir. Y ahora, aquí estabas, abrazando fuertemente una flor de buen corazón que te ayudaba a soportar tu lucha. Todo tu cuerpo herido, temblando y cubriendo tu cabeza. Ambos huyendo de un monstruo dos veces más grande que tu. Parecía ser un monstruo cabra, y sus curvas mostraban que era una mujer, al igual que su voz.


« ¡Vuelve aquí! » te gritó.


Tu ropa estaba quemada, y también algunas partes de tu cuerpo. Jadeabas mientras corrías, sin escuchar a tu pequeño amigo quien gritaba debajo de tu barbilla, agarrado fuertemente de tu cuello, decía cosas sin sentido por el miedo:


« ¡¡Cuidado!! » gritó la flor antes de esconderse en el cuello de tu suéter.


Solo tuviste tiempo de notar una luz naranja en las paredes del pasillo cuando sentiste el fuego consumiéndote. Sus gritos de agonía llenaban la habitación hasta que no quedó nada de sus cuerpos. Abriste los ojos, pusiste tus manos en tu pecho por la falta de aire. Aun podías sentir el fuego consumiéndote, sin embargo no había ni rastro de los ataques que habías recibido de ese monstruo en tu cuerpo. Tu amigo estaba en un bote justo al lado de tu cama, sorprendido por tu llanto. Te llamó varias veces con preocupación en su voz, cada vez más alto hasta que dejaste de llorar cuando el dolor desapareció. Tus ojos llenos de lágrimas lo miraron.


« F... Flowey... » te las arreglaste para decir con la respiración temblorosa antes de girar tu cuerpo hacia tu compañero y lo tomaste en brazos. Lloraste más en sus pétalos. Lentamente sentiste sus hojas cubriendo tus mejillas, limpiando tus lágrimas.

«Nosotros no... ¿No hemos...? » Flowey preguntó en voz baja.


Tu silencio se lo dejo en claro.


« Lo siento tanto... » susurraste, tu voz temblaba por las ganas de llorar al recordar lo violentas que eran tus muertes. Te sobresaltaste cuando escuchaste a alguien tocando la puerta. Sin duda, era la monstruo cabra de nuevo.

« Mi niñe, ¿estás bien? Te escuché llorar... ¿Todo está bien? »


Si, ella era absolutamente una dulce monstruo. Su nombre era Toriel, y era una monstruo amorosa... Hasta que preguntaste la salida de Las Ruinas. Ella era la cuidadora de las ruinas y la guardiana de la salida. Tenías que pasar por su casa para acceder a la salida, pero siempre que bajabas las escaleras para llegar intentaba detenerte... Matándote. Así junto con Flowey, pensaron que sería buena idea esperar a que se quedara dormida, así podrías escapar. La querías, eso era seguro. No recuerdas que alguien te atendiera tan dulcemente en tu vida humana. Pero por otro lado, realmente le tenías miedo cuando te diste cuenta de lo peligrosa que era. Temías cometer algún pequeño error que pudiera transformarla en esa criatura demente con la que te habías enfrentado antes.


Secándote las marcas de lagrimas, respondiste con un intento de voz tranquilizadora.


« ¡S-si ! ¡Solo- solo tuve una pesadilla! »


Eso la sorprendió y abrió toda la puerta. La luz del pasillo se abrió paso en la habitación, permitiéndole ver lo que pasaba antes de entrar. Su cara estaba llena de preocupación.


« Mi pobre, dulce niñe... ¿Quieres hablar sobre eso? »


La miraste con los ojos totalmente abiertos, suspirando. Fue a sentarse al lado de tu cama, poniendo una de sus manos en su rodilla, mientras con la otra acariciaba tu rostro retirando un mechón de cabello de tu húmeda mejilla. Permaneciste en silencio por un rato, no querías hacerla enojar o algo, mientras acariciabas la cabeza de Flowey. Tu amigo estaba en silencio, mirandoles a ambes con preocupación. No sabias si Flowey era un chico, o una chica... Era una flor, y preguntarle por su género seria grosero, así que solo dejaste de lado esa pregunta. No era importante saberlo, ¿verdad? Si necesitaras saberlo, ya te lo hubiera dicho a estas alturas. En silencio, negaste con la cabeza para responder su pregunta.


« ¿Quieres dormir conmigo? » preguntó en voz baja.


Esperaste unos segundos, antes de preguntarle tímidamente.


« ¿Podrías... Podrías cantarme una canción de cuna, por favor? »

Al principio, estaba sorprendida pero después sonrió. Bueno, no eras tan joven como para pedir algo así o dormir con tu madre cuando tuvieras una pesadilla pero pensaste que sería lindo y podría ayudarte a mejorar la relación que tenias con ella... Tal vez, esta vez esto podría salvarte de la futura pelea que tendrías con ella. Y así, te acostaste en tu cama con Flowey a tu lado.


« Oh... Ha pasado tiempo desde que canté algo... » rió en voz baja, antes de pensar un momento como si estuviera intentando recordar una canción.


Y entonces, empezó a tararear una dulce melodía mientras te acomodaba en la cama. Ahh, su voz era realmente bella. No pudiste evitar sonreír mientras depositaba un tierno beso en tu frente, dejó la habitación después de decir un « Buenas noches, mi niñe. » cerró la puerta, dejando tu habitación sumida en la oscuridad. Flowey descansaba su cabeza en tu pecho, escuchando tu corazón en silencio.


« ¿Esta noche...? » preguntó en un susurro.


Asentiste, antes de comenzar a acariciar sus pétalos dorados.


« Esta noche... » repetiste tan bajo como tu amigo.

« Their Wings »  -  HeavenFellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora