Capítulo 22 - Dulce Persecución

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Estabas frente a una Flor Eco cuando Sans vino a verte. La noche había sido algo corta. No sabias cómo pero Papyrus ya estaba despierto cuando despertaste. ¿Cómo podía ya estar despierto y no exhausto? Además se negó cuando le ofreciste tu conejo de canela como desayuno. Tal vez ya comió, o tal vez no, no podías saberlo, después de todo el es un discreto y orgulloso esqueleto. En su lugar, solo te dejo alimentarte mientras miraba alrededor alerta de cualquier peligro. Ahora, estabas ahí, con un adormilado Sans, caminaste para encontrarte a su hermano adelante en guardia. Notaste que Sans ya no estaba tan temeroso de su hermano, sino solo un poco nervioso cada vez que se encontraba con los ojos de su hermano. Supusiste que al menos habían progresado un poco pero no era suficiente; necesitabas que se sintieran seguros entre ellos. Se sentía como si tuvieras que ablandarlos. Lo mejor seria permanecer cerca si ese era el caso.

Algunas veces se encontraban con monstruos que se creían lo suficientemente fuertes como para enfrentarlos. Los hermanos y el perro te protegían cada vez que algún monstruo quería atacarte, sin embargo te rehusaste y te mantuviste firme ante los asaltantes. Era difícil no resultar heride. Era difícil soportar el dolor por el que tenías que pasar pero continuaste ofreciendo piedad a todas las criaturas hostiles con las que te encontrabas. Al final, ellos se detenían porque no tenían suficiente energía para continuar o eran ablandados por tu amabilidad hasta que los perdonabas y terminabas haciéndote amigue de ellos como con los hermanos esqueletos.

Esto fue así hasta que entraste a una habitación con un solo camino rodeado de agua. Era silencioso. Tal vez demasiado silencioso. Estabas cubierte de cortes y cardenales debido a tus previas batallas y no tenias nada con lo que pudieras curarte. Al parecer tenías que ser paciente. Los cuatro caminaban en silencio. Ningún monstruo a la vista. Al parecer estaban a salvo aquí. Sans miro atrás hacia ti.

« Hey, cariño, ¿Por qué no subes al lomo de A.D.? Tuviste problemas antes. »

« Está bien, puedo camin- »

No pudiste terminar la oración cuando sentiste algo alrededor de tu tobillo. Te detuviste para ver que era, antes de que los hermanos hicieran lo mismo. Algo blanco, similar a un zarcillo había tomado tu pierna lastimada. Estaba húmedo y su textura era algo suave, como un...

Un tentáculo.


Solo tuviste tiempo para jadear cuando te arrojó al aire mientras gritabas lo más alto que tus pulmones te permitían justo frente a la mirada sorprendida de los esqueletos. Entonces reaccionaron. Gritaban detrás de ti antes que el más alto invocara huesos para arrojarle al tentáculo que te elevaba, mientras que su hermano tenía su mano cubierta de magia roja para aquietar tu cuerpo para que dejaras de ser azotade. Logró herir el zarcillo que te sostenía pero no lo suficiente como para cortarlo y liberarte, se agitó violentamente haciéndote gritar. Poco después, los hermanos también fueron atrapados por otros dos tentáculos y siendo elevados, sus gritos se fusionaron con los tuyos. A.D. estaba solo en el suelo, ladrando mientras veia a sus dueños siendo tragados por el agua.

Aíre.

Necesitabas aire. Fuiste arrastrade al fondo junto con Papyrus y Sans quienes se retorcían intentando liberarse al igual que tú pero sus movimientos eran lentos en este elemento.


Tus dos piernas ahora estaban envueltas en los anillos del tentáculo, así que ahora, no solo te frenaban, sino que tu movilidad estaba restringida, dejándote solo con brazos para intentar nadar hacia la superficie

No había forma.

El oxigeno que te quedaba disminuía.

Al levantar la vista, notaste que Papyrus formó un círculo de huesos a su alrededor para liberarse del zarcillo rasgado y se zambulló en las profundidades para alcanzarte. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, tomo tus brazos mientras los levantabas en un acto desesperado para que te rescatara. Pero tan pronto como intentó liberarte, el tentáculo giró para tomarlos a ambos entre sus anillo. Ahora, no solo tu forcejeabas para poder liberarte, también Papyrus se retorcía mientras intentaba zafarse.

« Their Wings »  -  HeavenFellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora