II

264 27 6
                                    

Ya ni recuerda cuándo fue la última vez que durmió una siesta o más de cinco horas. Si no salta de fiesta en fiesta, está encerrado en su cuarto haciendo y re haciendo viejos planos que robó del tacho de la oficina de su papá, al menos había sacado su alma de arquitecto.

Pepper entre en su cuarto, con una sonrisa y un portafolio en la mano. Siempre que la ve recuerda la suerte que tiene de ser el mejor amigo de la secretaria del director. A pesar de eso, esa mujer es la lotería, siempre está ahí cuando la necesita.

-Bruce me dijo que mañana volvés... -Dice la chica, apoyándose en el marco de la puerta.

-A veces creo que ustedes dos no tienen mejores cosas que hablar de mí -fanfarronea, girando su silla hasta quedar enfrente de ella.

-El mundo no gira alrededor de vos...

-No, pero el mundo de ustedes sí, ¿buscabas algo? -Cambia el tema, volviendo a girar hacia el frente para que la pelirroja se diera cuenta que está ocupado.

-Sólo quería saber cómo estabas... -le dedica una media sonrisa-. Antes de irte llámame, ¿okay?

Tony asiente y le tira un beso volador, provocando que la chica se diese vuelta pero, arrepentida y con algo más para decir, vuelve hacia él.

-Respecto a Steve Rogers... -añade la pelirroja, alzando ambas cejas-. Me dijo que es de suma urgencia que asistas a la fiesta de hoy... ¿Sabes algo al respecto?

Una sonrisa fuerte, viva, se dibuja en sus labios. -No...

La chica asiente, no muy convencida, y sale, dejando a Tony pensar en lo dicho por ella.

Steve Rogers, vaya historia tiene con él. Se habían conocido a los quince años por internet. Uno en Brooklyn, otro en Washington DC, vidas separadas pero almas muy conectadas. Llegaron a hablar todos los días, a contarse sus secretos, malestares, inseguridades y todo lo que pudieran. Steve es el único en el planeta Tierra que sabe tan bien la historia de Tony con su padre.

Tony nunca lo admitió pero muchas, muchísimas veces, sintió atracción por la persona detrás de la pantalla. Pero nunca mezcló los sentimientos porque Steve siempre le hablaba de la chica que le gustaba...

No iba a dejar que todo se derrumbara, que todo lo que consiguió con él cayera arriba de sus hombros y lo odiara por gustar de él.

En su actualidad ese es otro tema. Todos saben aquella complicidad al ser adolescente de sentir atracción por las persona que sentís que te entienden perfectamente, y la atracción crece si es algo tan lejano como la relación a larga distancia.

Steve le gusta, sí, adora estar con él a pesar de que nunca se lo dijera por cuestiones de orgullo o demás, pero lo quiere y, por favor, ¿quién no se sentiría atraído por tal pieza de arte? A la vez tan puro, inocente y atascado en la adolescencia de los 80'. Y lo peor de todo... se preocupa por él. Le puede que la gente se interese de esa manera por él.

Toma su teléfono y visualiza que tiene mensajes sin leer. Con una sonrisa, los contesta, para volver a dejarlo en su lugar y comenzar a arreglarse para la fiesta. Tendría que vestirse acorde, así que saca un pantalón jean tiro alto clarito, una remera blanca lisa y una chaqueta con estampado colorido. Ya le pedirá a Avispa que le haga un peinado de la época.

{»}

-No me puedes obligar, Steve -pone los ojos en blanco ante la insistente petición de su mejor amigo-. Si quieres dedicarle la maldita canción a tu novio, agarra el micrófono, dile unas hermosas palabras de tu azul corazón y aclara que le estoy cantando eso para él, porque ni en pedo, NI EN PEDO, le digo a Tony Stark que le dedico una canción de amor.

Steve toma mucho aire y lo contiene en sus pulmones, a la vez que cierra los ojos contando hasta tres. Hace más de diez minutos están discutiendo lo mismo.

-Escúchame claro, Barnes, no-es-mi-novio, ¿entendés, man?

-Me da gracia que hables así cuando estás enojado -se burla de él sosteniendo su propia barbilla.

- ¡Cállate y escúchame! No le vas a decir "Oh, Tony, te amo con todo mi corazón, esto va para vos", ¡No! Tenés que decirle "Steve Rogers dijo que te pase esto", ¡Listo!

-Bueno, cálmate -lo toma por los hombros, obligándolo a mirarlo a los ojos y zarandeándolo-. Va a salir bien, le voy a decir esa mierda, pero cuando Tony Stark no te quiera ver a los ojos por sentir vergüenza de que toda la academia sepa que es gay y que el capitán del equipo barra presidente de la clase es su novio, anda a llorarle a la iglesia.

- ¿Cómo podes decir que va a salir bien si después me decís eso? -responde mucho más calmado, mirándolo con el ceño dirigido hacia arriba-. Además, seguís sin entender nada.

-Listo, Steve, ya perdí demasiado tiempo con vos por hoy -lo acerca para besarle la frente y le da palmadas en el brazo, soltándolo-. Thor aprendió a tocar la batería para hoy, Clint tocará su bajo tan bajo como pueda, y yo, el crack, cantará y tocará la guitarra por vos, por ustedes y porque los amo a los dos y creo que serían la mejor puta pareja del campus. Los reyes -dice aquello enfatizando con sus manos ambas palabras. Una vez que termina, pone sus brazos en forma de jarra y mira un punto fijo adelante, adorándolo-. Van a ser malditamente hermosos.

- ¿Terminaste de imaginarme teniendo sexo con Tony? -Pregunta con una ceja arcada.

-Acabo de empezar...

-Chicos, siento interrumpir su muy entretenida charla, pero, en una hora llega la gente y ¡Thor no puede poner la puta batería!

Ambos chicos reaccionan ante las palabras de Clint, corriendo hacia el gimnasio del instituto.

We don't talk anymore.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora