Sangre

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Cuando Samuel llegó al lugar, sólo vio sangre y policías. El hecho había ocurrido cerca de la casa de Marilyn, y ella se había quedado ahí, pero Ochan no; había ido al supermercado de enfrente. Esta era la razón de la ausencia de la pareja en el café. Ochan no volvía. Es así que, en poco tiempo, Samuel y Marilyn recibieron la noticia de que Ochan había muerto, la mujer rompió en llanto y sollozó todas las horas que le siguieron. En todas esas horas estuvo Samuel para consolarla y acompañarla. ¿Por qué? Porque el conocía muy bien la mente de una persona que veía su mundo derrumbarse. Conocía muy bien la fría mano de la desdicha. Conocía muy bien los oscuros ojos de la muerte que lo rodeaba. Samuel se quedó todo el día y toda la noche en la casa de Marilyn. 

Eran las cinco de la mañana y Marilyn no había dejado de llorar. Varias veces intentó asir un cuchillo para acabar con su vida, pero Samuel la detuvo. Ninguno de los dos durmió ni por un segundo. Todo era oscuridad en la vida de la amiga de Samuel, cuando la de él había empezado a mejorar. Marilyn solo podía confiar en el hombre que tenía al lado, no tenía padres ni hermanos, y se había peleado con todos sus amigos. Jamás habrá un vínculo tan fuerte como el de estos dos recién conocidos, y ellos lo sabían. 

Una vez que Marilyn dejó de sollozar, a las ocho de la mañana, pudieron dormir los dos (En la misma cama, recordemos que Samuel se había quedado con ella). Y ambos soñaron, pero dos cosas diferentes: 

Marilyn soñó en un lugar muy parecido al infierno. Gritos, chirridos, desesperación... No hay palabras para describirlo. Pero en ese lugar corría un joven, y a medida que ese joven corría, el suelo se desmoronaba; hasta que cayó. Ahí es donde Marilyn despierta, pero vuelve a dormirse, y esta vez no sueña con nada. 

Samuel soñó con un ambiente de desolación, abandonado, gris. Allí aparece un adolescente, de unos diecisiete años, vagabundeando por mucho tiempo, hasta que es capturado por jinetes montados en unicornios negros y alados. Cuando los caballeros se lo llevan volando es donde Samuel despierta, pero vuelve a dormirse, y esta vez no sueña con nada. 

Entraron en un sueño profundo y vacío. Solo era un fondo negro, sin nada. Y eso duró horas, hasta que se levantaron. 

Lo perdí todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora