Eran las diez de la mañana cuando despertó, decidió dormir de más para recuperar energías. Había dormido tan bien que se levantó con más ganas que nunca. Su plan era conseguir un pequeño empleo nuevo y luego, si su hijo no lo atormentaba más, dedicarse a la abogacía. Después de desayunar, se cambió de ropa y fue a buscar trabajo. Consiguió ser un empleado de limpieza en un local de Once, no estaba muy lejos de su casa y era lo que esperaba. Empezaría el lunes (El día definido en esta parte del capítulo era un viernes). Así que volvió a su casa tranquilo más o menos a las cinco de la tarde, ya había solucionado un tema. Ahora sólo faltaba comprobar si la pesadilla de ayer fue la última.
Eran las siete en punto cuando el timbre sonó. Era Karina. Pero ya no parecía la bella chica de la facultad (que por dentro era una mal viviente), sino que ahora llegaba pálida, con el pelo alborotado, la ropa gastada y con los ojos bien abiertos. Samuel no tenía idea qué hacer. No quería saber nada sobre ella, y tampoco quería más problemas. Le cerró la puerta en la cara. Nunca esa puerta había sido golpeada con tal fuerza. El hombre casi temblaba después de haber visto su rostro, él sabía que era la madre de su hijo, lo presintió.
Habiendo ocurrido aquel hecho, Samuel se preparó un café. Intentó olvidarse de lo ocurrido y luego de unos cuarenta minutos lo logró con ayuda de la televisión. Esa noche no cenó y se fue a acostar temprano. Estaba impaciente por saber si ya podía dormir tranquilo. Tuvo la gran dicha de que sí, y a la mañana siguiente se llenó de alegría al encontrarse bien, sobretodo vivo.
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Lo perdí todo
Genç KurguEsta historia se tratará sobre un hombre que vive un infierno. Voces y recuerdos lo atormentan, problemas económicos, diferencias con sus colegas, etc. Todo encadena una serie de hechos que transforman su vida en una pesadilla. Nadie lo comprende, t...