Quinto Mes

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Cecilia estaba en la posición fetal de siempre, viendo su vida pasar. Había perdido el sentido del gusto y del olfato, pero no del oído. Escuchó una puerta cerrarse, y un silencio de cinco minutos. Cruzó la puerta, para no volver más, para dejar atrás esa cruel familia. Reccorió el pasillo donde papá solía decirle a dónde es bienvenida. Nadie escuchó su llanto interno, y nadie vio a sus sueños frustrarse, sus días mutilarse. Tanto la golpeaban mamá papá y su hermano... 

Cruzaba por su cabeza: -En esta inmunda sociedad, no se permiten corazones que van al viento así nomás, y te lo despedazan sin piedad.-  

La puerta de la calle había quedado sin llave, y ella decidió abrirla. Sintió el sol, sintió el viento, pero no bastó. Empezó a caminar y encontró las vías del tren. Sin reflexionar, sin encontrar una razón por la cual moverse de las vías, se quedó allí. Se decía a si misma: 

"Voy a terminar este desastre. Si mi vida no les sirve, se las regalo en un cajón"

En un momento se escucharon los sonidos del tren, avanzando a toda velocidad, como un redentor que dará la salvación. Las luces de la locomotora se aproximaban, el ruido se sentía mayor a cada segundo, la mente oscura de la niña empezaba a esclarecer, y la suerte empezaba a cambiar. 

<<Existe un lugar mejor, no digas que no. Quiero el brillo en mis ojos hoy, igual que lo tuve ayer. Yo quiero volver atrás, y no crecer más.>> 

<<Creo que me dijiste que deberíamos huir, lejos de aquí, lejos de aquí, como salvajes.>> 

Así sucedió. 

Estos últimos sucesos narran la canción "Vórtice" de Attaque 77. Te recomiendo escucharla para entender más.

Y te voy a revelar algo que muy probablemente no hayas imaginado, uno de los nombrados en las velas era el padre biológico de Paul, de mi obra anterior, Puertas. La desgracia también persiguió a los hijos de los nombrados.

Fin. 


Lo perdí todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora