Cecilia

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Pasaban los meses y la emoción invadía los corazones de los que, apenas conociéndose, decidieron tener un hijo juntos, pero resultó que no sería un hijo; sino que una hija. Samuel siempre soñó con tener una niña, y lo mismo pasaba con su nueva compañera de vida. Desde pequeña ya había pensado el nombre: Cecilia.

Durante el embarazo, Samuel volvió al estudio para recibirse en abogacía, y Marilyn no perdió sus ganas de acomodar su vida. Pasaron ocho de los nueve meses y la niña iba a llegar en muy poco tiempo. La "pareja" adoptó un cachorro y acondicionó el hogar para su hija. Compraron los artículos para bebé y esperaron a Cecilia. No hay nada de vital importancia durante el mes restante.

Pasó el mes y Marilyn llegó al hospital a las 12:30 p.m. con Samuel. La embarazada entró a la sala de parto y Samuel aguardó afuera, ansioso por conocer a su hijo. Pasaba el tiempo y la espera se hacía cada vez más difícil. No aguantaba más. Sin embargo, en el momento donde Samuel ya no podía estar más impaciente, el médico llamó, y al fin pudo ver a la criatura que acababa de ser dada a luz. Si bien para el ojo común los bebés son iguales entre sí, para Samuel no. Para él, Cecilia era hermosa, imposible de imaginar. Las manitos se abrían y se cerraban una y otra vez, y los ojos aún derramaban algunas lágrimas. El corazón de un hombre nunca se vuelve tan delicado hasta que ve a su hija, moviendo los brazos y las piernas, mostrando a la naturaleza misma en cincuenta centímetros de altura. 

Este fue el inicio de una nueva vida. Todo cambió desde ese momento. 

Lo perdí todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora