7.

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"Disfraz"


Justin POV's

Oh, esa niñata... cómo odio que me haya dejado con la palabra en la boca. ¿Cómo se atrevió a colgarme así? Pero que aproveche su momentito, porque el que ríe de último ríe mejor, y no pienso dejar que salga impune después de lo que hizo. ¡Ash! ¿Por qué demonios no quiere ser vista conmigo, si supuestamente está buscando obtener más fama? La verdad, no la entiendo para nada.

Ahora, lo más urgente es encontrar un disfraz adecuado. No puedo simplemente presentarme ante ella tal como soy, eso sería un error.

—Hey, Justin —me llamó Alfredo desde detrás de mí—. Me das mi teléfono, por favor —me pidió, y al entregárselo, no pude evitar notar su preocupación.

—Aquí tienes, Fredo —le entregué el teléfono.

—Y bien, ¿qué pasó? ¿Quién tiene tu teléfono? —preguntó Alfredo, alzando las cejas, y pude sentir la tensión en el aire mientras esperaba mi respuesta.

—La niñata —respondí con un rastro de enojo en mi voz. La mención de su nombre no hacía más que aumentar mi frustración.

—¡¿QUÉ?! —exclamó Alfredo, colocándose frente a mí para asegurarse de que no estuviera bromeando. Podía ver la sorpresa en su rostro, y no lo culpo, la situación era inaudita.

—Sí, como escuchas. La niñata de ______________ tiene mi celular, y lo peor es que me veré obligado a encontrarme con ella disfrazado —expliqué, sintiendo cómo mi frustración crecía a medida que hablaba.

—No está tan mal, usar un disfraz para recuperar tu teléfono —dijo Alfredo, como si no fuera un gran problema. Si tan solo fuera tan sencillo como él lo hacía parecer.

—Tú sabes cuán importante es para mí ese teléfono, Alfredo. Y si ella hace una cosa, yo me encargaré de responder de una forma u otra. Ya me conoces —añadí, sonriendo con malicia, lo que hizo que Alfredo soltara una carcajada.

—Tienes razón, no te conozco para nada —respondió Alfredo, riendo aún más.

Dejé a Alfredo atrás y salí de la habitación decidido a encontrar un disfraz adecuado. No podía permitir que una niñata como ____________ se saliera con la suya, y estaba seguro de que encontraría la manera de vencerla en su propio juego.

Me sumergí en la búsqueda de un disfraz que me hiciera prácticamente irreconocible. Pasaron horas y revisé varias tiendas sin éxito. Comenzaba a sentir la frustración de no encontrar nada adecuado. Definitivamente, esta chica sabía cómo complicarme la vida.

Finalmente, mientras paseaba por la calle, visualicé una tienda que decía "Disfraces". Al parecer, no había casi nadie alrededor del local, lo que era perfecto para mantener mi identidad oculta.

Entré en el estacionamiento, encontré un puesto para estacionar mi auto y me dirigí a la tienda con determinación. La campana de la puerta sonó cuando entré, anunciando mi llegada.

—Hola, ¿en qué puedo ayudarte? —preguntó una vendedora rubia con un escote generoso, y no pude evitar notarlo.

—Hola, me gustaría un disfraz que haga que sea elegante, guapo, sexy y provocativo.—dije, sonriendo de manera coqueta. Sabía cómo ganarme a las chicas, y esta no sería la excepción.

Ella pasó su lengua por el labio inferior y luego mordió suavemente, lo que hizo que mi sonrisa se ampliara.

—¿Es para una fiesta de disfraces? —preguntó, mientras sus ojos no dejaban de mirarme con interés.

—No, más bien necesito algo que me permita ocultar mi identidad —afirmé, sabiendo que no podía dar muchos detalles sobre la verdadera razón.

—Ah, entiendo. Sígueme —dijo, girándose para mostrar su generoso trasero mientras me guiaba hacia una sección de disfraces que parecía estar orientada hacia la ocultación de la identidad más que hacia la diversión de una fiesta.

Mientras revisaba las opciones, nuestras conversaciones tomaron un tono más personal. Compartimos risas y anécdotas mientras probaba los diferentes disfraces que me ofrecía. La tensión de la situación no se disipó ni un poco mientras charlábamos.

Finalmente, después de elegir un disfraz que me hacía prácticamente irreconocible, pagué en la caja y me despedí de la encantadora vendedora, dejandolé mi número. Salí de la tienda con una sonrisa en el rostro, sintiéndome satisfecho con mi elección y ansioso por el próximo encuentro con ____________.

Conduje de regreso a casa, pensando en los detalles de mi plan. Necesitaba asegurarme de que ella no tuviera otra opción más que devolverme mi teléfono. Y una vez que lo hiciera, estaría listo para poner fin a este juego y demostrarle quién era el verdadero ganador.

Cuando llegué a casa, me metí en mi habitación y comencé a preparar todo para mi próxima cita con __________. Sabía que no podía subestimarla; ella era inteligente y decidida. Pero yo también lo era, y no iba a dejar que ganara esta batalla.

Mientras me ponía el disfraz, mi mente volvió a pensar en por qué __________ quería evitar ser vista conmigo. ¿Qué estaba ocultando? No podía evitar sentir que había algo más detrás de su actitud, algo que aún no había descubierto.

No iba a dejar que una niñata como ella se saliera con la suya. Era hora de ponerme en marcha y llevar a cabo mi plan.

Sabía que tenía que estar preparado para mi próximo encuentro con ___________.





Mundo de la fama |MDLF| (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora