10.

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"Visita Inesperada"





Al salir de la casa de Justin, me encontré con la agobiante presencia de los paparazzi que esperaban como buitres hambrientos. Sin embargo, no me dejé intimidar y me dirigí directamente hacia la camioneta de Justin, donde esperaba el conductor.

—Por favor, lléveme a casa — le pedí con un suspiro, mientras entraba en la camioneta.

El conductor asintió con amabilidad y arrancó el vehículo. Durante el trayecto, no pude evitar sentir que esta situación terminaría mal. Esperaba que Justin se enfadara o me gritara, pero en su lugar, solo me pidió que me marchara de su casa. Mientras subía a la camioneta, Selena, con su típica sonrisa manipuladora, disfrutaba de la escena, logrando lo que había planeado desde el principio.

Finalmente, llegamos a mi casa, y el conductor sostuvo la puerta para que yo pudiera salir.

—Gracias — le agradecí, dando un paso fuera del vehículo. El conductor me sonrió en respuesta.

—De nada, por cierto, llámame Kenny— me dijo, guiñándome un ojo con simpatía. — Estoy a tus servicios.

—Kenny, gracias —respondí sinceramente antes de dirigirme hacia la entrada de mi casa. Sin embargo, antes de entrar, me giré hacia el conductor.—Espera, Kenny —lo llamé de nuevo, y se volvió hacia mí, curioso. —¿Podrías hacerme un favor?

Kenny asintió, dispuesto a escuchar mi solicitud. Levanté un dedo índice en señal de espera y entré rápidamente en mi casa. Busqué el teléfono de Justin en el sofá y, con determinación, regresé a la puerta principal para entregárselo a Kenny.

—Dáselo a Justin —le pedí, sabiendo que podría ser la única manera de resolver este entuerto.

Kenny asintió con entendimiento y tomó el teléfono de mis manos. Luego, me agradeció con una sonrisa antes de marcharse. Observé cómo se alejaba, esperando que esto pusiera fin a nuestro inesperado encuentro.

Una vez dentro de mi casa, suspiré profundamente. Esperaba sinceramente no volver a ver a Justin Bieber en mucho tiempo. Sin embargo, en el fondo de mi mente, sabía que las cosas entre nosotros estaban lejos de resolverse y que este capítulo aún no había llegado a su fin.

O, eso creí.

Mi teléfono sonó, tomando en mano el dispositivo vi que era un mensaje que decía:

"Necesitamos hablar. ¿Dónde estás? JB".

Suspiré de nuevo, sintiendo que este asunto no se resolvería tan fácilmente. Rodeé los ojos y decidí contestar de manera directa:

"Estoy en casa. ¿Por qué quieres hablar?"

¿Por qué Justin quería hablar conmigo? ¿Qué más podía tener que decirme después de lo que había sucedido? En ese momento, solo podía esperar y prepararme para lo que vendría a continuación.

(.....)

Me desperté por los rayos de sol que se colaban por las ventanas. Maldije mi olvido de cerrarlas la noche anterior y me revolví en la cama, tratando de encontrar una posición cómoda para seguir durmiendo. Agarré una almohada y la coloqué sobre mi cara, tratando de bloquear la luz brillante que inundaba la habitación.

Entonces, una voz inconfundible rompió el silencio de mi dormitorio.

—Y después dicen que yo soy el amargado — escuché decir a Justin. ¿Justin? Mis ojos se abrieron de par en par, y me senté en la cama para verlo sentado en el borde de la misma.

—¿Qué mierda haces aquí? — le espeté, mi sorpresa y desagrado eran evidentes en mi voz —Y no me mires así —añadí, intentando mostrar algo de control en la situación.

Justin, por su parte, parecía igualmente sorprendido por mi elección de palabras.

—Es imposible—murmuró con tono sorprendido, negando con la cabeza — No pensé que fueras así —dramatizó, como si hubiera descubierto un oscuro secreto sobre mí.

Me sentí molesta y confundida. ¿Cómo había llegado aquí? ¿Por qué estaba en mi dormitorio? Todavía llevaba puesto el camisón con un short que me cubría hasta los muslos, y me sentí incómoda por la forma en que Justin me miraba, repasando mi cuerpo sin ningún tipo de descaro.

Para romper la tensión, decidí cambiar la dirección de la conversación.

—¿Cómo entraste? — pregunté, tratando de entender cómo había accedido a mi casa sin permiso.

Justin se encogió de hombros con una actitud despreocupada.

—Ah, tu ama de llaves me dejó entrar — respondió como si fuera la cosa más normal del mundo — ¿Acaso esto es una sección de preguntas?— bromeó, levantando una ceja de manera juguetona. Mis ojos lo fulminaron con la mirada mientras me ponía de pie y me dirigía hacia la puerta.

—Tienes que irte — le ordené, señalando la salida con firmeza. Sin embargo, Justin no parecía tener ninguna prisa por marcharse. Su mirada seguía fija en mí, y la incomodidad que sentía aumentaba con cada segundo que pasaba.

—Pero, ¿qué...? —Maldición, mi pijama. No estaba acostumbrada a que me vieran durmiendo así, pero estaba decidida a no mostrar ninguna debilidad frente a Justin. Mi camisón y mis shorts eran completamente apropiados para dormir, y no iba a dejar que él me hiciera sentir incómoda por eso. Me devolví a la cama y me tapé de pies a cabeza con las sábanas, ocultando mi cuerpo de su escrutinio.

Desde su lado de la cama, se escuchó una carcajada. La risa de Justin resonó en la habitación y sentí que mis mejillas ardían de indignación.

—Vete —le grité desde debajo de las sábanas, deseando que se fuera de una vez por todas.

—Bueno, si eso quieres — respondió con tono jugueton. Escuché cómo se ponía de pie y asomé un ojo, curiosa por ver qué iba a hacer a continuación. Para mi sorpresa, se dirigió hacia la puerta de salida.

Sin embargo, antes de que pudiera alegrarme demasiado por su partida, detuvo sus pasos y se giró hacia mí.

—No tan rápido —dijo, cambiando su expresión a una más seria. Sus palabras me dejaron desconcertada.

—¿Para qué viniste? — pregunté, incapaz de entender por qué había irrumpido en mi vida de esta manera.

Justin se acercó lentamente a mi cama, su mirada intensa clavada en la mía.

—Sobre lo de anoche...perdon. No era lo que tenia planeado y te mereces las disculpas. —lo note sonreir de lado. Por vez primera senti que estaba siendo sincero y me sorprendio mucho.—Por otro lado, ¿has visto la vista que tienes de tu balcón? — inquirió, dirigiéndose al ventanal que quedaba cerca de la cama. Abrió las cortinas y, en ese momento, los destellos de luces y cámaras inundaron la habitación, creando un caos de flashes y ruido. Suspiré, molesta por la intrusión de los paparazzi, y me levanté de un salto de la cama.

Justin pareció disfrutar de mi reacción y sonrió ante mi evidente frustración.

—¿Ves lo que quiero decir? —preguntó, como si esto fuera una especie de revelación.

Bufé y me aproximé al balcón, con la intención de cerrar las cortinas y alejar a los intrusos. Pero Justin, en un movimiento sorprendente, se acercó a mí rápidamente. Sus manos agarraron las mías y nuestros cuerpos chocaron. Ambos caímos sobre la cama, con él encima de mí.

La sorpresa de la situación me dejó sin palabras, y nuestros rostros quedaron a centímetros de distancia. El corazón me latía con fuerza, y no sabía qué decir o hacer a continuación.



Mundo de la fama |MDLF| (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora