2. Tú eres muy cálida, y yo tan fría

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Nowaki y Hiroki se encontraban limpiando el departamento, escombrando los muebles y desechando cosas que ya no necesitaban. Hiroki ─de muy mala gana─ tuvo que deshacerse de unos cuantos libros. La estantería estaba a punto de estallar.

Mientras depositaban cajas en su lugar, se escuchó el timbre de la puerta.

─Yo voy ─dijo Hiroki, antes de que Nowaki dejara todas las cajas que traía encima.

Salió de la habitación y se dirigió a la entrada. Abrió la puerta y se encontró con un chico de apariencia joven, que sostenía una caja en sus manos.

─Paquete para Kusama Nowaki ─leyó como pudo de un papel sobre la caja.

─Yo puedo recibirlo ─le dijo Hiroki, curioso por el paquete dirigido hacia su pareja. El chico le entregó la caja y le hizo firmar un papel, dando gracias y retirándose.

Al cerrar la puerta Hiroki buscó la dirección del remitente, viendo que era del orfanato.

─¿Quién era, Hiro-san? ─preguntó Nowaki mientras salía de la habitación.

─Llegó esto para ti ─respondió entregándole la caja.

Nowaki miró con sorpresa la caja, abriéndola ahí mismo.

─Así que por fin llegó ─dijo para sí mismo.

─¿Qué llego? ─preguntó Hiroki sin poder mantener la curiosidad

─Ah, la dueña del orfanato dijo que me enviaría fotos de mi infancia ─respondió mientras sacaba un álbum con algunos sobres.

─Ya veo ─expresó extrañado─, pero ¿por qué hasta ahora?

Nowaki llevó una mano a su cabeza─. Oh, es que recientemente me di cuenta de que no tenía fotos de mi niñez; Por lo que fui al orfanato, hablé con mi madre...

─Entiendo ─dijo Hiroki mientras tomaba una de las fotos. La imagen era de un joven Nowaki que se encontraba sentado en un arenero. El gesto en su carita hizo sonrojar al maestro.

─¿Tú también tienes fotos de tu niñez no? ─Preguntó el más alto acercándose a Hiroki.

─C-Claro las que me tomaban mis padres –exclamó con un sonrojo.

─Padres... ─soltó con nostalgia─. ¿Sabes? A veces me gustaría saber cómo eran mis verdaderos padres.

─¿Tus verdaderos padres? ─repitió Hiroki alzando una ceja.

─Sí, Hiro-san. Si supiera donde están, o si tan solo pudiera ponerme en contacto con ellos... No lo sé, les haría demasiadas preguntas; No les reclamaría nada. O al menos me gustaría saber cómo eran física y emocionalmente ─comentó como si nada. Hiroki se puso un poco nervioso con la conversación.

─No creo que alguien que pudo abandonar a su propio hijo sea una buena persona ─manifestó con ligero disgusto, sin querer sonar ofensivo.

─No hay que juzgar eso Hiro-san. Pudieron tener una buena razón para hacerlo ─reporchó el menor con suavidad.

─Si tú lo dices ─dijo con ligera seriedad. Miró nuevamente la foto para contemplar la sonrisa que llevaba el Nowaki de la fotografía. ¿De quién pudo haber sacado aquellos rasgos tan hermosos, y aquella personalidad tan amable?

─Yo me pregunto quién de ellos tenía tu sonrisa... –Expresó sin pensar en voz baja, pero Nowaki logró escucharlo. De un momento a otro lo aprisionó en sus brazos.

La historia antes de nuestro cuento (Precuela de Junjou Romantica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora