10.5: La tormenta que se aproxima.

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En una habitación, tres hombres se encontraban reunidos discutiendo en una mesa. Dos ayudantes y un líder.

─Eso es lo más loco que he escuchado en mi vida -comentó uno de ellos.

─Irás a prisión, nunca saldrás de ahí. Será imposible que no te encuentren... -dijo otro.

─¡¡Callense!! -ordenó un hombre peli-rojo. Los dos guardaron silencio-. No me interesa. Si voy a la cárcel, si me ejecutan, si tengo que morir... Jaja, realmente no me importa -dijo con malvada alegría-. Lo único que me importa es que sufran, que paguen por lo que han hecho, ver su sangre derramándose lentamente.

Sora era el mayor de los tres hombres, y también, el enfermo líder de una gran corporación de asesinos y pedófilos, o lo que quedaba de ella.

Era un hombre peligroso, buscado por las autoridades de Estados Unidos. Había estado escondiéndose durante los últimos veinte años, pero ir a prisión era lo de menos para él.

Quería venganza.

Hace años, por problemas económicos que no se pueden explicar, el señor Kusama había llegado a deudas millonarias con Sora; esto desde que buscó algunos prestamos con él, jurando que le pagaría cada centavo. Nunca devolvió nada, al contrario, le quitó aún más.

Sora tenía a Kevin, su hijo, como el encargado de los negocios. Según Kevin, el señor Kusama había dicho que pagaría sus deudas con la menor de sus hijas.

Al verla, pensó que la pequeña no serviría para su negocio, por lo que ordenó que la devolvieran. Las deudas seguían sin ser pagadas.

Llegó a su límite desde el asesinato de su hijo, a manos de Kusama.

No era nada menos que un hombre avaricioso y borracho, claro a escondidas de su familia. Se había quedado sin dinero a causa de sus vicios. Cuando recuperó lo perdido, volvió a gastarlo en sus propios beneficios. No era de extrañarse que fuesea capaz de vender a su propia hija e incluso asesinar para obtener más.

Una tarde, el lugar donde se suponía que le pagaría a su hijo, terminó hecho un baño de sangre. Aquel hombre mató a Kevin, desesperado por recibir más dinero.

Y Sora sufrió, jurando que aquel hombre pagaría todos sus actos. Pero su venganza necesitaba de un plan. Fue entonces que decidió dejar en paz a su familia, por el momento.

Con los años fue formulando el plan perfecto. Le dispararía con la bala que le dio a él; su hija menor pagaría por todo.

Pondría muy pronto su plan en marcha.

La historia antes de nuestro cuento (Precuela de Junjou Romantica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora