demons and angels ; jm + yg

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‹ POV JIMIN ›

Luego de salir del instituto tenía que ir a la mansión de Taehyung, para hacer un trabajo en grupo. Odio los trabajos que requieren salir de mi casa. Me acerqué a la gran puerta de su mansión, apreté el timbre de la puerta y se abrió.

—Hola, Jimin. Pasa. —Taehyung se hizo a un lado de la puerta para que yo pasara, lo saludé y entré en su residencia.

—Vamos a sentarnos en esa gran mesa, está Hoseok allí.

Asentí y caminamos hacia allí.

—Es hora de empezar a estudiar, vagos. —dijo Hoseok alzando un libro.

—Vamos a empezar antes que se haga tarde. —dijo Taehyung y se sentó al lado de él.

—Mañana tenemos que entregar esto y ni empezamos todavía.—me senté y saqué mis cuadernos.

—¡¿Es para mañana!? —preguntó Taehyung con sus ojos bien abiertos— ¡Vamos a apresurarnos ya!

Sacó sus cosas y nos pusimos a ''trabajar''.

Alguien tocó el timbre.

—¡Namjoon, ve a atender! —gritó Taehyung.

—¡¿Porqué dominios no vas tú!? —contestó gritando.

—¡Qué buen prójimo eres!

Namjoon se levantó renegando del sofá y abrió la puerta.

—Hola, Taehyung. —saludó.

No lo puedo creer... Esa voz perfecta. Él era Yoongi.

—Hola, Yoongi. —saludó Hoseok.

Saludó con sus manos y me miró. 

—¿Que haces aquí, Jimin?

—Hola Yoo-

—No importa que me respondas. —se sentó al lado de Hoseok— ¿Qué hacen?

—Estudiamos, ¿no ves, o tienes una pija en el ojo? —respondió Taehyung.

—¿Geografía o...? —miró todos los libros que estaban desparramados— Es fácil que tu hermana esto.

—¿Nos puedes ayudar Sr. Genio-Sama? —dijo en un tono bromista.

—Si, no tengo nada más qué hacer.

Empanzamos a trabajar realmente, por fin.

× × ×

Cuando Yoongi me explicaba lo que no ''entendía'' lo hacía tan espontáneamente, calmado. Cada movimiento de su rostro me hacía perder lo que decía, su voz. Se notaba que es bastante inteligente.

—Jimin, ¿me estás escuchando lo que te estoy explicando?—volví a la realidad.

—Eh.. S-Si, claro.

—A ver, ¿de qué estaba hablando?

—me quedé en blanco— Em... ¿historia?

—rodó los ojos— Te lo voy a explicar otra vez. —suspiró— Y si no te queda grabado en tu mente te lo grabo yo, pero a golpes. ¿Me escuchaste?

—Si, claro. Voy a prestarte atención.

Presté más atención a lo que me estaba explicando y entendí. Quiero que seas mi profesor, Yoongi. Tienes que ser profesor y me voy hasta los domingos a clases, te lo juro.

—Ya entendí. —suspiré— ¿Taehyung, entendiste tu también?

—me miró y me señaló su cabeza— Hoseok me golpeó en la cabeza dos veces por no saber lo que es el Meridiano de Greenwich. —hizo un puchero.

—reí— ¿Como no vas a saber que es el Meridiano de Greenwich? Eso es lo más básico.

—Yo no tengo buena memoria para eso.

—Pero tienes memoria para recordar cualquier otra estupidez si.

—Eso es otro tema.

—Me deben mil dólares por mi servicio de profesor particular ¿Quién me va a pagar? —preguntó Hoseok extendiendo su mano.

—Estoy pobre.

—Tienes una gigantesca mansión y tu dices que eres pobre, Tae. Exijo mi paga.

—Bueno, esta noche te lo pago.

—me acerqué a Yoongi— Gracias por todo.—murmuré y sonreí.

Se acercó más a mi e hizo contacto visual. Sus son ojos oscuros y profundos, sentí como me inundaba lentamente. Toda mi vista se tornó en negro, me dí cuanta que dejé de respirar sin pensarlo. Exhalé fuerte.

—¿Te pongo nervioso?—murmuró.

—Parece que si...

No, no lo puedo hacer. Jungkook, a él no lo puedo hacer esto. Me separé rápido de él.

—Casi lo logré, Jimin.—hizo un mohín— Da igual.

—No entredí.

Se levantó de la silla y se fue hacia la puerta.

 —Me tengo que ir, Hoseok. Has mucho no te veía, viejo amigo.

—sonrió— Igualmente, Yoongi. Ve, tu dueño ya se va. —sonrió.

—Cállate, Hoseok. Ni una palabra. —abrió la puerta— Adiós. —se fue.

—Mmm... Jiminie.—dijo Taehyung con una voz chillona— ¿Entendiste lo que dijo Yoongi? Digo, porque estabas muy ocupado mirándole y casi babeas.

—negué— No, nada que ver. ¿De qué estás hablando? —guardé rápido mis cosas— Me tengo que ir, Taehyung.

—No escaparás de mi, Jimin. Mañana me lo cuentas, eh.

—Bueno. —me acerqué a la puerta— Nos vemos mañana.

Sonreí y salí de ahí.