Adriana

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Siempre se sienta a tu costado. Le guardas sitio porque ella siempre llega tarde.

Hace tres semanas gritaste su nombre en el salón para que ella te notara y se sentara contigo. Se sienta entre Jazon y tú. Ambos la hacen reír, sobre todo Jazon. El martes pasado le prestaste tus audífonos, pero no le gustó la música que le enseñabas. Me pregunto qué clase de música escucharás.

Milagros dice que la conoce, que estudiaban juntas.

La verdad es que no me importa.

Simplemente no me agrada. Hay algo en ella que no me parece sincero.

Hace dos semanas le enseñabas un ejercicio de Química, ella estaba atenta, pero era obvio que no entendía nada de lo que le decías. Se dio cuenta que los estaba mirando, y me lanzó una sonrisa juguetona.

-¿Qué pretende? - le dije a Manuel.

-Tranquila. Quizá solo quiere dejar de sentarse con esos chicos. De repente está cansada de ellos - me respondió.

Pero Jazon y tú son chicos apuestos, y se ven interesantes y divertidos. Quién se cansaría de ustedes. Yo no me cansaría de ti.

La semana pasada se sentó delante de mí, y volteó a preguntarme algo a lo que no presté atención, pero Manuel le respondió. Trató de hablarme, pero seguía ignorándola. Tú la llamabas, la mirabas y algo comentabas con Jazon. Ella les sonreía y trataba de ignorarlos, pero Jazon y tú seguían conversando.

-Conoces a Milagros, ¿no? - me dijo.

-Ah, sí. Estudiamos juntas en secundaria.

-Entonces conoces a Wendy.

-Sí, ¿por?

-Es mi vecina.

-Ah ya.

-Parece que no te agrada.

-¿Por qué lo dices?

-Por la manera en la que te expresas.

Definitivamente no era solo por Wendy.

-No me parece una buena persona- le dije.

-Dímelo a mí. Sé a lo que te refieres.

-¿Ah sí?

-Sí. Digamos que no es muy buena vecina.

-Tampoco te agrada, ¿eh?

-¿Vives por el Centro?

-Sí, ¿por?

-Yo paso por ahí para llegar a mi casa. Vayámonos juntas y en el camino te cuento.

No entendí lo que pasaba, pero el hecho de saber que hay más personas a los que no les agradan las mismas personas que a mí, era una muy buena manera de hacerlos mis amigos.

En el camino conversamos amenamente de muchas cosas. Sinceramente me impresionó que tuviera tema de conversación. Es un poco lenta para entender las bromas en doble sentido, pero es algo que puedo ir moldeando.

Al día siguiente se sentó a mi izquierda. Le presenté a mi mejor amigo y a todos los chicos con los que frecuento en el salón. Aquella vez también nos fuimos juntas. No es tan desagradable como creí.

Pero sé que hay algo que no está bien, y ya lo he decidido.

Después de clases, le diré que, hasta ayer, no me agradaba su presencia. Y seré completamente sincera.

Que no me agrada porque se sienta a tu costado. Que no me cae porque siempre llega tarde, pero encuentra dónde sentarse porque tú te ocupas de eso. Que me desagrada que ella pueda percibir tu aroma.

-Ja, ja, ja, ¿es enserio?- me dijo. -A mí me interesa Jazon.

-¡¿Qué?!

-Sí, de verdad. No tendría porqué mentirte. Pero quise alejarme porque él me dijo que tenía enamorada.

-¿Él te lo dijo?

-Yo se lo pregunté- su semblante cambió. Hubo un silencio bastante largo.

-Dale, vamos por un helado, yo invito. Siempre ayuda a levantar el ánimo.

-¿Segura?

-Sí, vamos a emborracharnos con menta y mora. Y ya luego piensas si quieres desahogarte o si simplemente quieres no hablar al respecto.

-¿Puedo pedir de otro sabor?

-Claro. Tú escoge el que más te guste.

-Gracias por ser sincera.

-Para mí es importarte decirle la verdad a las personas de mi entorno, y no podía ocultarte esto.

-¿Amigas entonces?

-Claro que sí- la abracé.

LB.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora