¿Recuerdas cuando te enteraste que me moría por ti?
Mauricio te lo contó, lo sé, él me lo dijo después de amanazarlo.
Se suponía que no abriría su bocota, pero para chismoso nadie le gana, ni su enamorada.
Te lo contó en el carro, cuando salían de clases, y según él, te quedaste callado y pensativo.Realmente no entendí eso.
Miles de chicas en el instituto se morían por ti y tú, simple y sencillamente, te alejaba de ellas.
¿Qué hay de mí?
Quizá fui lo suficientemente insignificante para que te dé igual.
Pasó un mes y nos cruzamos en la universidad. Las rodillas me temblaban y la voz se me desgarraba. Seguías teniendo el mismo efecto en mí. Tenías el mismo comportamiento conmigo. Siempre tan servicial y pervertido. Seguías hermoso.
Me mirabas más, y eso no era del todo bueno. Podría significar que había interés de tu parte, o que simplemente no sabías qué hacer porque estabas confundido. De cualquier forma, me gustaba estar cerca de ti.
No sé qué disfrutaba más, caminar a tu lado y percibir tu aroma, o hablarte de frente y ver todos tus gestos.Ruego que no haya sido mi mente imagitiva, pero hasta podría jugar que estabas más cercano que antes. Decías cada estupidez. Pero no de esas estupideces que dan ganas de pegar para que se te quite lo idiota. Eran esas estupideces con las que te quedas mirando a esa persona y piensas en voz baja "quédate conmigo". Esas estupideces con las que terminas enamorándote.
Y de pronto te quedabas pensando y mirabas hacia ningún punto, y luego seguías siendo tú. Ésos cambios repentinos eran demasiado confusos.
¿Qué hubiera pasado si alguna vez hubiera hecho algún comentario al respecto?
Corría el riesgo de ser rechazada.
Jamás te fijarías en alguien como yo. Tan pequeña y poco femenina. Alguien que jamás ha sentido la necesidad de querer a alguien más. Alguien que ve la Champions en vez de alguna novela o reality show. Alguien que prefiere mil veces el amarillo antes que el rosado.¿Pero sabes algo?
Definitivamente cambiaría todo de mí por ti.