ROWBRINA VILLE

Mi Tiempo

Volver a trabajar juntas trajo varios beneficios, como compartir con ella entre escenas, salir a comer luego de grabar o llevarla a su casa y era algo que me encantaba hacer, pero no todo era color de rosas.

Corey desarrollo una dependencia con Rowan que no me gustaba para nada. La buscaba entre descansos y en varias ocasiones, yo solo podía sonreír, retirarme e ir donde estaban los demás. Rowan empezó a notar que yo me alejaba cuando él llegaba, aún así no hacía nada para detenerme.

Ya no aguanto más, en cualquier momento voy a explotar y juro que habra muerto, si ella también esta incluida.

- La novia más linda del mundo me llevara esta tarde a casa - Sentí los brazos de la castaña rodearme y luego su cabeza sobre mi hombro.

- Porque no se lo pides a Corey - Le dije resoplando un poco.

- Oh! Ya no puedo le dije que iba salir con mi novia -

- Que le dijiste qué - Me gire para encararla, ella tenía una gran sonrisa en su cara y se estaba burlando de mi - No me parece gracioso - Le dije, volviendo a la posición inicial.

- Pero algo de lo que acabo de decir es verdad -

- Qué -

- Le dije que ya tenía planes con alguien -

- ¿Él que dijo? -

- Que estaba bien -

- Tengo alternativa para no llevarte -

- Bien, le pediré a Peyton que me lleve - Y dicho esto me dejo de abrazar.

- Espera - La tome de la mano - Ni se te ocurra, me debes tiempo -

- Desde cuándo tengo deudas contigo sobre tiempo - Ambas nos tomamos de la mano y empezamos a caminar rumbo al parqueadero.

- Desde que eres mi novia, no pasar tiempo conmigo, genera deudas -

- Ah! Si -

- Si, cada vez que pasas tiempo con otra persona, el cual se supone debes pasar conmigo te genera deuda -

- Bien, que tal esta noche tu y yo pijamada - Me dijo mientras entraba al auto del lado del copiloto.

Mi corazón se aceleró al pensar en pasar la noche con ella. Cuando entre en el auto ella esperaba por mi respuesta con una sonrisa. Yo le mostre mis dientes en una sonrisa muy falsa por los nervios que me invadían.

- Claro pequeña -

- Bien, iremos a tu casa por tus cosas y luego a la mía y pasaremos una gran noche - Me dijo mientras se recostaba en mi hombro.

Yo empece a manejar, antes era normal las pijamadas entre nosotras, pero ahora.