- ¿Para qué me necesita, my lord? -El chico, cuyo nombre desconocía y al que el hombre apuesto me había traído para ver, lo miró inexpresivo.
-Lleva a esta niña a la habitación de invitados. -Me levanté enfadada de la silla en la que desde un comienzo nunca quise apoyar mi culo.
-Mira, niñato, si fuera una niña tendría siete años pero yo acabo de terminar la perpa... ra... -Dejé de hablar, cada vez abriendo más los ojos. Era cierto, acababa de convertirme en una niña. Lo que me faltaba por saber era si de verdad continuaba en Japón o estaba en otro lado del mundo. Para agregarle más misterio a la cosa, ya sabéis. - ¿Dónde nos encontramos?
-En Londres, mi lady- Miré al tal Sebastian incrédula.
Vale, puede que mi familia me hablase de nuestros antepasados de Londres y que algunas fotos en las que salía una niña de la edad que acababa de volver a tener al pasar por ese agujero negro se pareciera demasiado a mí pero es normal... No hay nada extraño en esto.
-Mi lady por favor sígame, la llevaré a sus aposentos- No sabía si ceder o no, pero luego me pregunté: ¿qué más me puede pasar? Por lo que acepté.
Los pasillos eran hermosos, de un color que me tranquilizaba, aunque no entendía muy bien el porqué. Cada paso que daba por la gigante casa se me hacia nostálgica, como si la conociera de algo.
-Dime, Sebastian- Me miró. - ¿Tú eres el mayordomo, verdad? -Asintió.
-Soy Sebastian MIchaelis, el mayordomo de la mansión Phantomhive- Paré en seco, haciendo que Sebastian me girase a ver extrañado. - ¿Ocurre algo mi lady? -Negué con la cabeza.
Ahora que lo pensaba... Ese apellido me suena bastante. ¿A lo mejor el niño de antes... ?
-Sebastian, ¿el chico de antes es un Phantomhive? -Le pregunté mientras lo miraba fijamente esperando por su respuesta.
-Sí, él es Ciel Phantomhive, ¿por qué?
-N-no, por nada. -Miré al frente, puede que él sepa algo de lo que estaba ocurriendo.
-Bien, mi lady, aquí se encuentra su habitación. Si me disculpa- Asentí y se fue, dejándome sola en aquella gigante habitación.
Era increíble. La cama era de dos plazas, más grande de las que veía en el IKEA, con las sábanas de color rojo y alguna que otra manta posada en ella para el frío. Las paredes eran blancas contando en algunas partes con decoración mientras el suelo era de madera color marrón oscura. Tenía un tocador de color oro, solo que no creo que sea oro de verdad, al lado de este un armario de madera del mismo color, o bueno, un poco más clara la madrea comparada con la del suelo. En el otro lado del tocador, en el lado derecho, un gigante espejo para verse. Y, para decorar la habitación, unos cuadros que nunca en mi vida había visto. Nunca he ido a Londres, y mucho menos, ¡dos siglos antes de mi nacimiento!
Me quité las zapatillas tirándolas a no sé qué sitio y me tiré en la cama cansada. Ya que no estoy habituada a viajar por el tiempo. Soy rara, lo siento.
-Ciel Phantomhive- No podía imaginarme que un niño de trece años podría ser conocido de mis antepasados.
Llamaron a la puerta de mi habitación de la nada asustándome y haciendo que me caiga de la cama.
Me levante del frío suelo y sobándome la cabeza en la parte herida fui a la puerta y abrí, dejándome ver a Ciel.
- ¿Pasa algo? -Pregunté algo sorprendida. Él entró a mi cuarto, sin articular palabra alguna y con su semblante inexpresivo.
No me esperaba lo que me iba a decir ni lo que daría comienzo a esta historia.
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Pasado muy presente (Ciel Phantomhive) [EDITADA]
FanficNo supuse que mi vida era todo una ilusión. No por el hecho de que la gente me mintiese por una razón sino por el hecho de que me encontraba viviendo... ¿En la época errónea?