Pasado muy presente (Ciel Phantomhive) [EDITADA]

"Piezas del puzle enlazadas"

-Mi lady- Seguía pensando, sin enterarme de nada de lo que ocurría a mi alrededor. -¡Mi lady! -Me gritó un tanto molesto Sebastian, haciendo que me ahogase con el té y diera un respingo en mi silla.

- ¿Q-qué ocurre? -Intenté sonar desinteresada, como sino le hubiese querido hacer caso. Pero creo que no funcionaba con él. <<Aunque me da algo de mala espina, si lo pienso>> Me dije a mi misma, advirtiéndome.

-El señor le estaba hablando- Dijo educadamente, pero con una sonrisa burlona. Me giré y vi como Ciel me mataba con la mirada.

-L-lo siento. Estaba... Yo solo... -No sabía cómo excusarme. Obviamente no le voy a decir la verdad: "lo siento, estaba ocupada pensando en mi falsa vida y en quien, entre todo Londres, podría ser mi prometido. ¡Ah, pero eso sí! Sé perfectamente que es un Phantomhive, jeje". Para terminar con una tonta risa.

- ¿Has oído algo de lo que he dicho? -Preguntó con su seria voz, mientras me moría por dentro de la vergüenza. Mo me quedo otra que contestar un serio y frío "no". -Me lo esperaba- Dijo mientras soltaba un pesado suspiro cerrando los ojos. Después tomó un poco de su té.

- ¿Se trataba de algo importante? -Pregunté apenada.

-No, no era nada- Dijo mientras giraba su cabeza y dirigía su mirada a un lado contrario al mío, dejándome confusa.

-... -Al principio no dije nada, mientras le miraba extrañada. -Si tú lo dices, supongo que no lo es- Hice a un lado el tema y seguí comiendo. Intentaba recordar algo de mi pasado o presente o lo que narices fuera para poder saber si Ciel podría ayudarme pero no había nada. En mi cabeza no había ni una mínima chispa a la que aferrarme para poder recordar. 

Al terminar dejé los cubiertos en la mesa, me levanté dejando a un lado la servilleta que se encontraba en mis piernas hacía unos segundos. -Gracias por la comida- Agradecía para empezar a correr a mi nuevo dormitorio.

Al llegar me encerré en esta con seguro para cerciorarme de que nadie me molestase y comencé a buscar en el cajón la carta con el otro anillo. -No está. -Hablé asustada pero sobre todo sorprendida. -Esa era... la única pista que tenía- Volví a repetir, tirándome al suelo de rodillas con los ojos bien abiertos.

Estaba intentando recordar todo lo que hice con mis pertenencias, aún más con la misteriosa carta, cuando mi puerta siendo abierta me sacó de mi mundo.

Me giré y vi que la puerta estaba en el suelo, literalmente, detrás de esta había un mayordomo con la pierna todavía arriba, dejándome saber que él lo había hecho. De detrás suya salió el conde Ciel Phantomhive. <<¿Qué hacen aquí? >>Pensé. <<Mejor dicho....>> . Devolví mi mirada al suelo. << ¿¡Por qué se han cargado la puerta?! >>Terminé mientras algo de sudor frío recorría mi cuerpo del miedo porque me pasara lo mismo que a esa cosa de madera.

-Gurin, vamos a hablar- Se me acercó Ciel. -Quieras o no- Su voz sonó de forma tenebrosa. Lo único que pensé fue que me había descubierto, que iba a ser ejecutada y todo el Londres victoriano se reiría de mi trágico destino mientras veían mi cadáver colgado al lado de su bandera.

Lo sé, macabro y exagerado.

Me obligó a levantarme y, agarrados de la mano, me llevó a la cama para hacernos sentar a los dos. Sebastian, después de colocar la puerta en su sitio como si nada, se fue dejándonos solos.

-... ¿De qué me querías hablar? -Cuestioné inocente, tratando de apelar a sus sentimientos.

- ¿Sabes por qué estás aquí, verdad? -Negué con la cabeza. Que conociese una pequeña parte de todo lo que estaba pasando no implicaba que de verdad supiese qué narices ocurría. -Puede que tú y yo seamos... prometidos- Finalizó, mirándome de una forma un tanto cariñosa. - ¿No lo crees, Gurin Midford? -Lo miré sorprendida.

¿Ciel es mi prometido?

Algo en mí no me dejó aguantar y lo abracé, lo abrace con lágrimas en mis ojos. Él al rato correspondió a este.

No podía articular palabra alguna, pero con esto era suficiente para mí. 

Nos separamos y Ciel, con una pequeña sonrisa, me quito las lágrimas de los ojos con sus dedos de una forma muy cálida a lo que me sonrojé.

-Bienvenida de nuevo.