Capítulo 3

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Voy corriendo hasta llegar a mi habitación. El pomo está flojo. Abro la puerta, que chirría.

Dentro está igual de oscuro que fuera, el suelo  lleno de polvo y a la derecha,  la cama cubierta por sábanas amarillas.

-¿Amarillo?- me digo a mi misma.

En la parte izquierda de la habitación se encuentra un armario de madera de olivo. Lo abro. Hay tres camisetas de manga corta negras, dos sudaderas grises, cuatro mayas del mismo color que las camisetas, siete pares calcetines, siete braguitas y dos sujetadores.

En la última estantería, veo unas nike air.

-¿Sujetadores?- digo entre risas.

Me siento en la cama y cruje. Entonces me hecho a llorar. ¿Cuánto tiempo me quedaré aquí? ¿Y mi familia? Les quiero, les hecho de menos. Me estiro y cierro los ojos.

Me despierta el timbre. Más que un timbre es una alarma, una estridente alarma.

Salgo de la habitación dando un portazo. Paso la escalera y veo que la primera puerta de la derecha está abierta.

Entro.

-¡Cam!- grita August.

Hay cinco mesas largas con una capacidad de sentar a treinta comensales cada una. Hay dos ocupadas y tres vacías.

Todos los que están sentados son hombres vestidos iguales: de negro.

-Veo que no os gustan mucho los colores- grito.- mierda...- susurro. Quería decir lo primero en voz baja, pero ya era muy tarde para rectificar.

-Cameron, perdona, Cam es nuestra nueva ocupante.- explica Pilot.- Por favor, sírvete.

Camino hacia la barra. Hay lentejas y ensalada. Cojo dos platos y me sirvo.

Me han reservado un sitio en una de las mesas vacías. Lo se porque están colocados unos cubiertos, una servilleta y un vaso con agua.

Cuando la sala está llena Pilott se levanta y grita:

-Ut nostra auctoritas semper idem maneat

-amen- contestan todos.

-amen- repito yo.

Como rápidamente, no me quiero quedar mucho tiempo. La gente se va marchando poco a poco hasta quedarme yo sola con Pilot y tres vigilantes.

Cuando acabo, dejo la vajilla donde todos la han dejado.

Me voy a mi cuarto y levanto la almohada para recolocarla. Entonces, debajo del cojín encuentro un pijama de color rosa desteñido. Me lo pongo.

Voy al baño, donde veo que han tenido el detalle de darme un cepillo y un tubo de dentífrico.

Después de hacer todo lo necesario, busco en el lavabo una tirita, pero solo encuentro una botella de whisky , cinta adhesiva y algodón. Me limpio la herida del codo con el alcohol y pongo encima el algodón sujetado por un trozo de cinta.

Al cabo de un rato, vuelvo a la habitación e introduzco mi cansado cuerpecillo en la cama, dispuesta para caer en un sueño profundo. Miro mi reloj, son las diez.





¿Dónde está Cameron? ¿Quiénes son todos esos hombres vestidos de negro? ¿Porqué no puede subir arriba? ¿Estará sola para siempre?

Si quieres descubrir la siguiente aventura de Cameron, tendrás que esperar hasta el martes que viene.

Si todavía no sabes quien soy, soy una fangirl a quien le gusta vivir entre libros y hojas en blanco.

La semana que viene colgaré 2 capítulos a la vez. ¡No os los perdáis!

La ocupanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora