CAPITULO 4

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Perdón por no haber publicado antes pero es que he tenido un problema informático. Hoy voy a colgar 3 capítulos: el de la semana pasada, el de esta y el de regalo. ¡Espero que os gusten!

Suena la alarma, es hora de despertarse.

Salgo de la cama. El suelo polvoriento está frío.

Abro el armario y cojo una de las camisetas, un pantalón, unos calcetines y unas braguitas.

Voy al baño en pijama. Cuando llego a la habitación, cierro la puerta con el pestillo y me desvisto. Enciendo la ducha y espero unos segundos para que el agua se caliente. Una vez llega a la temperatura adecuada, me meto dentro y me enjabono el cuerpo. Han tenido la cortesía de ponerme champú, acondicionador y gel de cuerpo.

Al finalizar de asearme, me visto. La ropa me va ligeramente ancha.

Rebusco por los armarios hasta que encuentro un cepillo de pelo lleno de cabellos. Los retiro en la papelera con cuidado. En cuanto el objeto está totalmente limpio, empiezo a desenredar mi cabellera.

Vuelve a sonar la alarma justo cuando acabo de lavarme los dientes.

Recojo las toallas y dejo la ropa sucia en la cama recién hecha para después ir a lavarla.

Camino sin zapatos, solo con calcetines, por el pasillo y llego al comedor.

Soy la duodécima en llegar a la habitación.

Pilot está hablando con August en un rincón, lejos de la mesa principal.

La mesa donde Pilot come se llama "mesa principal" y es un honor comer allí. August tiene ese privilegio, yo no.

Cuando acaban de hablar, Pilot se sienta y August se me acerca.

-Buenos días, Cameron- siempre me llama así, ¿no le ha quedado claro que soy Cam?

-Hola- refunfuño.

-Come algo, hoy lo necesitarás.

Cojo una naranja y un vaso vacío.

Parto la fruta por la mitad y la estrujo encima del recipiente para llenarlo de zumo natural de naranja. Repito la acción con la otra parte de la pieza de fruta.

La sala se va llenando, ya distingo algunas caras.

Entonces veo entrar a los dos hombres que condujeron la camioneta.

Me levanto y corro hacia ellos.

-Cam- dice el alto-¿necesitas algo?

-Sí, dos cosas.

-Dispara- me contesta.

-Quiero saber vuestros nombres

-¿Por qué?

-Si sois las personas que me secuestraron, merezco saber quienes sois.

-Mateo- contesta el bajito.

-Charles- murmura el de mayor altura.

-Bien.

Me vuelvo a sentar en mi vacía mesa y continúo bebiendo el zumo.

Cuando la sala está completamente llena, Pilot repite lo que dijo ayer:

-Ut nostra auctoritas semper idem maneat

-amen.

Esta vez se que contestar.

-Cuando acabes de desayunar, ven a las aulas de estudio- me dice August.

Cumplo con lo dicho. Acabo de desayunar, dejo el vaso en el sitio de lavado y voy a la segunda aula. August me espera con una tiza entre manos.

Me hace sentarme en el pupitre central de la primera fila.

-Hoy te enseñaré en lo que creemos aquí, y en lo que tendrás que creer.

August dibuja un triángulo en la pizarra.

-Esto es una jerarquía. Un orden de importancias. Primero, encima de todo, está el Jurado. No residen aquí. Después está Pilot .La siguiente, por desgracia, eres tú. "La ocupante". Eso no significa que no nos tengas que tener respeto. A continuación, estamos nosotros: los vigilantes. Y por último, "los necesarios". De momento, aquí no hay ninguno. ¿Alguna pregunta?

-¿Quién es Teresa?¿Y por qué está tachada?

-Solo te he dejado hacerme una pregunta, Cameron.

-Lo se, pero tal y como lo has apuntado en la pizarra, tengo más autoridad que tú.

August se aclara la garganta.

-Teresa fue la última "ocupante", cuando se celebró la "acción", no consiguió salir, como decirlo, ilesa.

-Así que murió, por eso está tachada...

-Muy bien, ahora te explicaré lo que es la "acción". Si algún día los conductores traen a algún "necesario" que se lleve contigo justamente dos años, es decir, que haya nacido el mismo día que tú dos años atrás, se celebra una ceremonia de muerte segura para algunos "necesarios" y de vez en cuando para alguna "ocupante". Dos meses antes de la "acción" se os deja entrenar para poder sobrevivir. Ya es suficiente por hoy. Adiós Cameron.

Se levanta y se dirige hacia la puerta.

-Una última cosa- digo, interrumpiendo le - quiero saber qué es lo que decís a las horas de comer.

-Ah, sí- asiente, dándose la vuelta- es una frase latina que significa: que nuestra jerarquía o autoridad permanezca para siempre. La jerarquía para nosotros es lo más importante. Es nuestra creencia. La frase latina explica y recoge nuestra fe. Por eso contestamos amén: que así sea.

-¿Yo lo tengo que decir?- pregunto.

-Deberías- me contesta. Esta vez si que se va.

Me quedo sola en el aula.

Unos treinta minutos más tarde, me echan de la habitación.

-Fuera, ¡vamos!- me grita.

-¿Y tú quien eres?

-Pol, el vigilante de la caseta. Ahora ¡lárgate!

Le hago caso, no quiero problemas.

Voy en dirección a mi habitación. Entonces, Pilot me para.

-Cam, se me olvidó decirte una cosa.

-¿Qué quieres?

-Tu reloj. Aquí no nos gusta el tiempo. Es algo que nos cambia, nos ajustamos a él. En cambio, nosotros preferimos que le tiempo se ajuste a nosotros. Por eso tenemos las alarmas. Establecidas para complacer nuestras necesidades, ajustadas a nuestro rendimiento.

-Vale, voy- desato la correa que agarra el reloj a mi muñeca- ten, pero que no le pase nada.

-Palabra de honor.

Se va.

Vuelvo a la habitación.

Veo en el suelo la ropa sucia que se me olvidó lavar ayer. La cojo y me voy a la habitación de la lavandería.

Es pequeña. No hay ninguna lavadora ni secadora. Solo una pica con un grifo, gel de ducha y un tendedero.

Abro el grifo y cojo la camiseta. Está manchada de sangre.

La empapo de agua y pongo jabón en el centro. La froto fuertemente y después la vuelvo a mojar. Finalmente la coloco en el tenderete con dos pinzas rojas.

Una a una, voy lavando todas las prendas.

-Listo- digo sonriendo.

Aquí no hay mucho que hacer.

La ocupanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora