10: Te sigo queriendo.

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Cuando supo que no nos íbamos a ir, accedió a hablar con nosotros. Nos llevó hasta su despacho, y allí esperó a que hablásemos. Empezó Erza...

-Natsu, ¿no te has planteado volver? -preguntó Erza. Sabía que intentaba no llorar. Natsu y ella habían pasado mucho juntos, y era comprensible que le tuviese tanto cariño, eran como hermanos.

-Ahora soy maestro, y tengo mi propio gremio. Fairy Tail es cosa del pasado. -dijo firme, mirándola a los ojos.

-¿Y todo lo que hemos pasado? ¿También es cosa del pasado? -dió un golpe en la mesa y gruñó- Eres tan idiota como siempre.

-Soy feliz siéndolo. -comentó irónico.

Después de eso, con lágrimas en la cara, Erza salió de allí.

Este no era el mismo Natsu de antes, ni de lejos. Era arrogante y creido. Mantener una conversación adulta con él era difícil.

-Dejaste a tu gremio tirado, ¿acaso eres feliz con eso? -preguntó Gajeel.

-Estoy feliz, porque la persona que quiero está a mi lado. -eso equivalió a una puñalada en el corazón. - Fue Fairy Tail quien nos traicionó. -me miró de reojo y se mordió el labio.

-Es increíble lo que has hecho Natsu, dejaste años y años atrás en el gremio. -dijo Levy a mi lado, claramente enfadada. - Te creía otro, pero resulta que eres un gran idiota.

Luego de eso, abrió la puerta y se fue, y detrás de ella Gajeel.

Eso nos dejaba a él y a mí, solos, en la misma habitación.

Tragué saliva, y antes de pensar en qué podía decirle, habló él.

-¿Qué es ese poder que viene de ti? -preguntó con las manos cruzadas.

-Magia negra. -murmuré, como si decirlo alto hiciese daño a alguien.

-Oh, entiendo. -rió- Dedicaste siete años de tu vida a aprender una magia prohibida, para qué, ¿para matarme?

Reí, sin gracia alguna y me acerqué más a su mesa.

-¿Acaso me ves con ganas de matarte? -desafié- Si quisiera, ya lo hubiera hecho. Tenlo por seguro, Natsu.

-Asi que, -se levantó y caminó hasta mi lado- ahora eres una maga oscura. -rió. - Jamás imaginé a Lucy Heartfilia usando esa magia.

-No soy la misma Lucy de hace 7 años, ¿sabes? -respiré profundamente intentando no sacar todos los trapos sucios, y me relajé un poco- Lo único bueno que me produjo aquello fue las ganas de quererme hacer más fuerte, y no tener que depender de ningún idiota. -dije mirándolo.

-Si no fuese por mí...-comenzó a decir, pero lo interrumpí.

-No estaría viva ahora, ¿crees que no lo sé? Natsu... Sé, sé que todo ha cambiado mucho, y no pretendo hacer nada para cambiarlo, pero te sigo queriendo, ¿sabes? Lo que siento por ti no es una tontería. El escuchar tu nombre provoca que mi corazón salte de alegría. Y odio sentir esto, ¡odio estar enamorada de ti! -grité frustrada, mientras notaba las lágrimas bajar por mis mejillas.

-Nadie te obliga a estarlo. -soltó indiferente- No te pongo un puñal en el pecho para que me ames.

-El amor no es una obligación, es un sentimiento, y es difícil de borrar, y más si es tan grande como el que yo siento. -sequé las lágrimas, e introduje mi mano en mi bolsillo, para sacar la nota que él había escrito- ¿Por qué me dijiste esto?

-Porque es cierto. Por ejemplo, ahora tú sufres por amor. Es simple.

-Simple... -negué con la cabeza- No hay cosa más compleja que estar enamorado.

-Si no es correspondido, sí. -lo decía sin problemas, porque estaba enamorado de Lisanna, y ella de él.

-Bueno, yo... Yo creo que mejor me voy ya. -dije caminando hacia la puerta.

Cuando noté su agarre, me quedé quieta, y me giré para observarle.

-No te odio, Lucy. -aclaró- Pero no quiero que pertenezcas a mi vida. Cualquier cosa que haya pasado entre nosotros, fue hace mucho tiempo. Ahora estoy casado con Lisanna, ¿crees que lo haría por hacertelo pasar mal? No, lo hago porque lo siento, y porque la quiero.

Tragué saliva sorprendida ante su confesión, y cuando lo digerí todo, asentí.

-Si eso es lo que quieres... -musité.- Adiós, Natsu.

A pesar de tener el corazón hecho trizas, le sonreí, y salí de allí, queriendo que todo acabase ya, y que este ardor que sentía en el pecho, desapareciese.



¿Sabes, Natsu? Te amo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora